Devocional 11 sep. - George Swinnock

Revisa tus oraciones 

Salmos 5:3 Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. 

Debemos preocuparnos por vigilar las respuestas a nuestras oraciones. Deberíamos esperar las respuestas con una santa impaciencia y deseo. Como un arquero, apuntemos bien para no fallar el blanco. Enviemos nuestras peticiones a Dios como si estas fueran soldados en compañías y filas. Esforcémonos para que no se salgan de orden. 

Después, tras orar, esperemos con expectación una respuesta. Aunque nuestras oraciones estén mezcladas con muchas imperfecciones, si son el esfuerzo de nuestra alma y son rectas, no las demos por perdidas. 

Cuando la madre de Moisés no pudo retenerle por más tiempo, hizo una cesta y lo escondió en los bancos del río. Cuando la hija del faraón vino a bañarse, vio al niño y se lo entregó a su madre como niñera.  . 

Verdaderamente, cuando el fruto de nuestros corazones, nuestras lágrimas, gemidos, lamentos y oraciones están a punto de darse por muertos por lo que podemos ver, siguen flotando sobre las aguas. Que nuestra fe y nuestra esperanza estén cerca para ver qué sucede. 

Aunque el mensajero que enviamos al cielo se demore, debemos esperar con expectación su regreso. Si encontramos que tenemos poco fruto de nuestras peticiones, no dejemos de lado ese llamado. Perseveremos velando en oración (Colosenses 4:2.)

Los que pescan, aunque hayan estado durante horas sin pescar nada, no rompen sus cañas, sino que sacan el anzuelo, comprueban la carnada y luego vuelven probar. Así, cuando hayamos sido fervientes en la oración sin recibir respuesta, reflexionemos sobre nuestras peticiones y consideremos qué puede estar mal. 

Es posible que hayamos pedido piedras en lugar de pan o cosas que solo aumentarán nuestros malos deseos. Si hay alguna falta de ese tipo, no es de maravillarse que las oraciones hayan fallado. 

Sea lo que sea, seamos diligentes para arreglarlo y volvamos a la obra de la oración de nuevo con confianza. El arquero, cuando falla su blanco dos o tres veces, piensa en cuál será el motivo, enmienda su error y dispara para encontrar el objetivo. 

George Swinnock. 



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