Devocional 31 jul.- George Swinnock

Orar sin cesar 

Efesios 6:18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.

La oración debe ser constante. Es nuestro deber entregarnos a la oración. Es como el fuego sobre el altar, que no debe apagarse ni de día ni de noche. Es el respirar del creyente.

Una oración cristiana puede tener un intermedio, pero nunca cesar. No hay un deber que se encargue al cristiano atender constantemente tanto como la oración. Ora siempre, ora continuamente, ora sin cesar, ora con perseverancia y ora por siempre.

Debemos estar en una disposición de oración todo el tiempo. Los soldados siempre tienen listas sus armas, aunque no estén siempre en batalla. Tu corazón siempre debe estar afinado para poder tocar música celestial. El espíritu del creyente es como fuego sobre el corazón: aunque no arda está listo para ser avivado en una llama en cualquier ocasión.

Sin oración no se puede llevar a cabo nada importante. Somos siervos de Dios y debemos pedir permiso en todo lo que hacemos, tanto al levantarnos como al acostarnos, cuando salimos o cuando entramos, la oración está con nosotros. El veneno del mundo puede ser expulsado por medio de su antídoto.

Debemos apartar tiempo regular cada día para orar. El cristiano tiene unas comidas designadas cada día para su alma, igual que las tiene para el cuerpo. Al amanecer, se abre a las suaves gotas de rocío de la gracia y bendición del cielo. Por la noche encuentra oportunidad para conversar con su amado, aunque se haya visto impedido durante el día. 

La oración es la llave de la mañana para abrir la puerta de misericordia. También es el cerrojo para asegurarse durante la noche. El que ora continuamente levanta sus súplicas a Dios incluso durante el día.

Además, hay tiempos de oración que nunca deben pasarse por alto, cuando el Espíritu de Dios nos estimula en el interior, debemos apresurarnos a acudir a Dios en oración.

George Swinnock.