Devocional 30 ago.- James Smith

El plan de la gracia

Tito 3:7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

La justificación de un pecador es una sorprendente demostración de la sabiduría y gracia de Dios. Se reconoce que el pecador es culpable, y, sin embargo, se le proclama justo. ¿Cómo puede ser? Es culpable ante Dios como criatura, porque ha quebrantado la ley, pero es justo ante Dios como cristiano, porque está unido a Cristo, que obedeció la ley por él. 

En un momento dado es impío y no tiene nada que alegar para que el juicio no caiga sobre él, y, al momento siguiente, por el ejercicio de la fe en Cristo, está justificado y tiene una justicia que cumple con todos los requerimientos de la ley para alegarlos ante el tribunal de Dios.

Pero si el pecador es justificado, si el impío es hecho justo, debe ser por gracia. Es imposible que sea por obras. Es por gracia de principio a fin. Fue la gracia la que diseñó el plan en los concilios eternos. 

Fue la gracia la que trajo al Hijo de Dios a nuestro mundo para obrar la justicia que justifica. Es la gracia la que envía el evangelio para revelar su justicia a nosotros y al Espíritu Santo para obrar la fe en los corazones que lo aceptan

James Smith.


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