Devocional 04 ago.- Richard Sibbes

Momentos extremos

2 Corintios 1:9 Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;.

La providencia de Dios se extiende a las cosas más pequeñas, desde el pajarillo hasta los cabellos de nuestras cabezas. Él gobierna cada pasaje particular de nuestras vidas. Esto debería enseñarnos a buscar el permiso, poder y perseverancia del cielo en todos los asuntos de la vida.

No deberíamos hacer nada en lo que no esperemos la dirección de Dios, para así confiar en Él en recibir la bendición sobre todo lo que hacemos. De una manera u otra, Dios proveerá para sus hijos. Si podemos vivir con fe, y deberíamos hacerlo, no nos preocuparemos de nada, porque Dios ha prometido proveer para nosotros generosamente. Si podemos creer, no nos dará menos que su Palabra.

Él permite que a sus hijos les falten unas cuantas cosas externas, pero siempre es por su bien. Dios siempre nos da paciencia para sufrir y esperar el tiempo de su liberación. 

Dios con frecuencia permite que sus hijos lleguen a grandes extremos y a situaciones desesperadas, incluso a las fauces de la misma muerte, como sucedió con Ezequías, Job, Jonás, David, Daniel y sus tres compañeros.

Permitió que los discípulos se vieran abrumados por las olas antes de tomar cuenta de ello. El Padre permitió que su Hijo Unigénito dijese sobre la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.

Cuando sucede que todos los medios naturales fallan, hemos de buscar una ayuda más perdurable y constante: La buena voluntad y poder de Dios. Cuando experimentamos su mano ayudadora, somos capaces de confiar más en Él en todas las adversidades. Su poder se muestra en la debilidad. Dios nunca está más cerca que cuando estamos en nuestros límites. 

Permite que los extremos nos prueben para ejercitar su gracia sobre nosotros. No debemos desmayar, aunque nos encontramos en la situación más difícil. La vida del ser humano es lucha, pero en los límites Su Gracia nos fortalece

Richard Sibbes.


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