Devocional 26 jul.- Andrew Murray

Nueva naturaleza


Mateo 20:28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.


Durante tres años, los discípulos estuvieron aprendiendo de Jesús. Él les dijo cuál era la principal lección que quería enseñarles: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”.


Una vez tras otra les dijo a ellos, a los fariseos y a las multitudes que la humildad era el único camino hacia la gloria de Dios. No solo había vivido ante ellos como Cordero de Dios en su divina humildad, sino que más de una vez les reveló el secreto más íntimo de su vida: “El Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir” o “Estoy entre vosotros como el que sirve”. Él lavó los pies de sus discípulos y les dijo que deberían seguir su ejemplo.


Y, sin embargo, todo sirvió de poco. En la Santa Cena todavía había disputas acerca de quién sería el mayor. Sin duda habían tratado con frecuencia de aprender sus lecciones y habían resuelto con firmeza no entristecerlo más. Pero todo fue en vano.


Esto les enseñó a ellos y para nosotros una lección necesaria: ninguna instrucción externa, ningún argumento por muy convincente que sea, ningún sentir de la belleza de la humildad por muy profundo que sea, ninguna decisión personal o esfuerzo por muy sincero que sea, puede echar fuera el diablo del orgullo. Cuando Satanás echa fuera a Satanás solo entra de nuevo con un poder mayor y más oculto.


Nada sirve sino esto: que la nueva naturaleza, en su divina humildad, se revele en poder para tomar el lugar de la antigua y convertirse tan ciertamente en nuestra misma naturaleza como siempre lo fue.


Andrew Murray

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