Devocional 12 jul. - Thomas Watson

Dejando la carga en Dios


Salmos 55:22  Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo. 

Si Dios es nuestro Dios una vez, lo es para siempre. Él es nuestro desde la eternidad hasta la eterna gloria. Así, siempre estaremos con el Señor. 

Mejoremos en nuestra confianza en Él, echando todas nuestras cargas sobre Él: nuestros temores, nuestras necesidades y nuestros pecados.

Cristiano ¿qué te atormenta? Tienes a un Dios que perdona tus pecados y suple tus necesidades, por tanto, echa tu ansiedad sobre Él (1 Pe. 5:7). Si tenemos a Dios por nuestro Dios, podemos estar contentos con no tener todo, y, aun así, poseer todas las cosas (2 Cor. 6:10).  

Aquellos que han sido unidos en pacto con Dios pueden ser llenos con contentamiento de espíritu, porque Dios es una rica bendición para el alma. Él es un bien suficiente, y, el que tiene a Dios, tiene bastante.

No solo será un vaso lleno, sino un manantial. Dios es plenitud infinita. Otras cosas no pueden llenar más el alma del ser humano de lo que un marinero puede llenar las velas solamente con su aliento. 

El Señor santifica todas nuestras bendiciones, nuestra salud es bendita, nuestras posesiones son benditas, y también todas nuestras cruces.

Al entregarse a sí mismo, nos da la mayor de las bendiciones. En el carácter de Dios existe una dulzura que fascina y arrebata al alma. Hay delicias a su diestra. 

Si Dios es nuestro Dios, permitamos que nos alegre y de vida en toda situación. Estar contentos con Dios no es suficiente, deberíamos estar alegres.

¿Qué podemos tener mejor para alegrarnos que la unión con la Deidad? ¿Quién ha de regocijarse sino aquellos que tienen un Dios infinito, eterno y todo suficiente y que son tan ricos como el cielo puede hacerlos? 

Que asombrosa es la misericordia de Dios,  ¡qué toma el polvo y las cenizas que somos en un vínculo de amor tan cercano para ser nuestro Señor!

Thomas Watson 

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