Devocional 10 jul. - Alexander Smelle

El creyente y su cruz

Marcos 8:34  Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 

La cruz que nuestro Señor nos ordena llevar puede asumir diferentes formas. 

Puede que tengamos que contentarnos con una posición humilde, aunque tengamos capacidad para un trabajo mucho más elevado. Es posible que nos pida cultivar un año tras otro un campo que no nos da cosecha.

Puede ser que necesitemos pedir perdón a un hermano al que hemos herido, o es posible que nos ordene tener pensamientos amables y amorosos acerca de un hermano que nos ha herido a nosotros.

Es tambien posible que nos diga que tenemos que confesarle ante personas que no quieren que les recordemos acerca de Él y las cosas que pide. También puede llamarnos a continuar el camino con luz en nuestro rostro mientras nuestro corazón está roto. 

Existen muchas cruces, y cada una de ellas es cansada y pesada. No es probable que busquemos ninguna de ellas por iniciativa propia. Pero Jesús nunca está tan cerca de nosotros como cuando levantamos nuestra cruz y la ponemos sumisamente sobre nuestro hombro. Nunca tan cerca como cuando le damos la bienvenida con un espíritu paciente y sin murmuraciones.

El Señor se acerca para hacer madurar nuestra sabiduría, para profundizar nuestra paz, para aumentar nuestro valor, para hacer crecer nuestro potencial de ser útiles para otros, aunque la experiencia misma sea dolorosa y angustiante. Entonces crecemos bajo la carga. 

Alexander Smellie 

Comentarios

Entradas populares