Devocional 26 jun.- William Gurnall

Contra el desánimo

Proverbios 3:5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia

Si Satanás fracasa con sus dardos ardientes de tentación, buscará desalentar al cristiano y hacerlo desmayar con el espíritu de temor. 

Solamente la fe puede apagar esos dardos que están entre las reservas del enemigo. Cuando la tentación no tiene éxito, Satanás abre su aljaba y envía una lluvia de estas flechas para hacer arder el alma. Si no puede enviar a un alma riendo hasta el infierno, trataré de hacer que vaya al cielo lamentándose. Bien podemos animarnos cuando vemos que Satanás se ve obligado a utilizar ese tipo de flechas. 

Esas fueron las que utilizó con Job. Cuando Dios le dio permiso para que practicara sus artes con él, Satanás no utilizó su manzana dorada. No utilizó las ganancias o los placeres, sino que trató de instigar pensamientos impíos y difamación hacia Dios.  

La mujer de Job le dijo: “Maldice a Dios y muérete”. La difamación es algo que confunde mucho la imaginación del creyente. La fe no albergará pensamientos indignos acerca de Dios en el corazón. Si tu punto de vista sobre Dios está moldeado por las Escrituras, es imposible tener otra cosa que no sean pensamientos santos y de lealtad hacia Dios. Satanás busca alentar pensamientos malos sobre Dios cuando su providencia es difícil de entender. 

Algunos han cuestionado la justicia de Dios porque Él no juzga deprisa. Otros han cuestionado su cuidado y fidelidad al no proveer algo mejor para sus siervos, o al permitir que tengan aflicciones. Satanás busca que veamos a Dios a través de esos cristales rotos. Job apagó el dardo de su mujer diciendo: “has hablado como una mujer necia”. Lo que Dios nos quita, es menos de lo que le debemos, y lo que nos deja es más de lo que merecemos. 

Los pensamientos o palabras indignas hacia Dios son producto de un espíritu apresurado. Para los cristianos, es adecuado bendecir a Dios hasta en las condiciones más tristes que caigan sobre ellos. La fe encuentra misericordia en la mayor aflicción y en las mezclas más tristes que realiza la providencia. Alaba a Dios por sus misericordias en el pasado y así no pasará mucho tiempo antes de que tengas una nueva canción en tu boca por su misericordia actual. 

William Gurnall 

Comentarios

Entradas populares