Devocional 22 abr. - J.R. Miller

El sentirse abandonado


Hebreos 13:5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; 

Hay unas palabras impactantes en el libro del Eclesiástico: “Mirad a las generaciones de antaño y ved: ¿Quién se confió al Señor y quedó confundido? ¿Quién perseveró en su temor y quedó abandonado? ¿Quién le invocó y fue desatendido?”. 

Dios ha dicho que nunca nos dejará ni nos abandonará. Hay un gran énfasis en la palabra “nunca”. Cubre toda posible condición y todas las circunstancias. Dios nunca, nunca nos abandonará.

Ni la más estrecha amistad humana es completamente segura. Hasta una madre puede abandonar a su hijo. Pero el amor de Dios nunca falla. Todo creyente en Cristo tiene la seguridad de tener un lugar propio en el corazón del Redentor. 

Desalentados, a veces creemos que caminamos solos. Nuestra vista solo se fija en la pesada roca en medio del camino, sin ver el amor que nos ayuda, que se mueve delante de nosotros conforme nos movemos.

Este amor nos reprende por nuestra falta de fe, por nuestro vano desmayar, y quita la roca de delante nuestro. 

J.R. Miller 

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