Devocional 15 nov. – Thomas Watson
La nueva criatura en Cristo
2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Por medio del cambio que se produce en el alma,
conocemos que el reino de la gracia se ha establecido en nuestros corazones.
Aparece una nueva naturaleza, luz en el entendimiento,
un nuevo orden en los afectos, una voluntad moldeable y ternura en la
conciencia. Si no hay cambio en el corazón, no existe señal de la gracia. Los
hijos de Dios desean a Dios tal y como el latir del pulso indica que existe
vida. Los creyentes aman a Dios no solo por lo que tiene, sino por lo que Él
es. No solo por sus recompensas, sino por su santidad.
Para los hipócritas, es posible desearle por sus
joyas, pero no por su belleza, pero un creyente no puese estar satisfecho sin
Dios. Aunque el mundo amontone sus honores y riquezas, no podrá satisfacerle.
Ninguna flor puede satisfacer al sediente.
El cristiano dice: «he de tener a Cristo, la gracia y
el cielo aunque los tome por asalto». Deseamos más a Cristo que al mundo, y más
que al cielo mismo. «¿A quién tengo en los cielos sino a ti?» dice el Salmo
73:25. Ni siquiera el cielo será satisfactorio sin Cristo. Él es el diamante en
el anillo. Si Dios dijera «te colocaré en el Cielo, pero esconderè mi rostro de
ti» eso no sería satisfactorio. Un poco de Dios no será suficiente. El piadoso
desea todavía más. Una gota de agua no es suficiente para los viajeros
sedientos.
Estamos agradecidos por la gracia recibida, pero
todavía deseamos más: Más conocimiento, más pureza y más de la presencia de
Cristo. Anhelamos verle cara a cara y ser perfeccionados en gloria, queremos
zambullirnos en su dulzura y ser engullidos en Él, bañarnos en las hermosas
aguas de sus deleites.
Al principio la fe es pequeña. Está llena de dudas y
temores. Conforme crece, confiará en que Dios obrará un milagro antes que
permitir que sus promesas fallen. Aunque a veces lleguen a la mente
pensamientos impertinentes, serán invitados no bienvenidos. Tan pronto como
aparecen, son desechados. La fe busca obedecer la regla de Cristo. La gracia
gime y lucha contra las corrupciones del pecado. Estas corrupciones ya no son
coronas, sino cadenas.
Thomas Watson
Amén
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