La fe que salva

La fe que salva

 


Heb 11:1(NTV)  La fe es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos; es lo que nos da la certeza de las cosas que no podemos ver.

La Biblia define la fe como “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (He. 11:1). Esto nos lleva a una pregunta muy importante: ¿Cómo puede una persona razonable asegurarse de aquello que espera o cómo puede tener la convicción de que lo que él o ella nunca ha visto realmente existe?

La respuesta a esta pregunta se encuentra en el carácter de Dios, la veracidad de la Biblia, y el ministerio del Espíritu Santo. Podemos tener la certeza del perdón de pecados, la reconciliación con Dios y la esperanza de la vida eterna porque Dios ha prometido estas cosas en la Biblia (Tit. 1:2-3) y el Espíritu de Dios testifica a nuestros corazones que son verdad (Jn. 16:3; Ro. 8:14-16; Gá. 4:6; 1 Jn. 2:20, 27).

La fe salvadora consiste especialmente en confiar que Cristo es nuestro Salvador, y única justicia con Dios. Una de las evidencias más grandes del arrepentimiento genuino es que no solo nos estamos alejando del pecado, sino también de confiar en nuestras propias virtudes, méritos u obras para ganarnos el derecho de estar delante de Dios.

Nos damos cuenta de que toda nuestra supuesta justicia personal y buenas obras son como trapos de inmundicia (Is. 64:6), y las rechazamos firmemente como medios de salvación. Sabemos que si estamos reconciliados con Dios, no será como resultado de nuestras obras hacia Él, sino como resultado de Su gran obra hacia nosotros a través de Jesucristo.(Gál.2:16;  Ro. 4:4-5; Ef. 2:8-9).

En la vida de Abraham, la Biblia nos provee una ilustración de la fe genuina. Cuando Abraham y su esposa, Sara, habían pasado por mucho la edad de tener hijos, Dios les prometió un hijo. En respuesta a esta promesa, la Biblia declara que Abraham estaba “plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido” (Ro. 4:21) . Abraham creyó a Dios, y esto le fue contado por justicia (Ro. 4:3).

En cuanto al evangelio, la fe genuina incluye creer y depender de lo que Dios ha revelado sobre Sí mismo, sobre nosotros y sobre Su obra de salvación a través de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Creer es estar completamente seguro de que Dios está realmente dispuesto y es capaz de realizar lo que ha prometido a través de Jesucristo.

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