Devocional 22 sep – J. R. Miller

Cuidando de nuestro terreno

Mateo 13:3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.

Todos somos tanto sembradores como campos. Nuestras palabras, actos, influencia, el cómo tocamos las vidas de otros, se convierten en semillas. Esto es verdad no solo en cuanto a las cosas buenas que nuestras vidas esparcen, sino también en cuanto a las malas.

Así, cada una de nuestras vidas es como una porción de tierra en la que otros sembradores están siempre echando semillas. Cada persona con la que hablamos, cada amistad que apreciamos, cada libro que leemos, todo ello siembra semillas que crecerán y nos ayudarán a hacer la cosecha de la vida. Cristo es el gran sembrador de buena semilla. Él trae las semillas celestiales para dejarlas caer en el suelo terrenal.

No hemos de permitirnos ser como el terreno baldío al lado del camino. La buena semilla no tiene oportunidad de crecer en un terreno así. Debemos mantener nuestros corazones tiernos y tomar cada impresión santa que llegue a nosotros. Hemos de vigilar la tierra de nuestro terreno para mantenerla libre de espinos, porque si se dejan las malas raíces, la buena tierra no tendrá oportunidad de crecer, y lo malo ahogará a lo bueno.

Deberíamos hacer que nuestros corazones sean un terreno profundo en el que la buena semilla crezca hasta estar madura.

J.R. Miller

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