Devocional 28 ago – Ezekiel Hopkins
¿Para qué orar si Dios tiene un plan?
1 Juan 5:14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Nada sucede sin el permiso o mandato de nuestro Padre
celestial. Por su todopoderosa providencia, Dios gobierna y mueve todas las
cosas para su propia gloria. No hay nada que suceda sin que Dios tenga un
propósito en ello. Aunque el mundo parezca correr al azar, en ciega confusión o
rudo desorden, Dios lo gobierna para formar una armonía de todas las aparentes
discordias.
Entonces «Si la providencia de Dios ordena todas las cosas que suceden de acuerdo a la ley inmutable de su propósito, ¿Qué necesidad hay de la oración? No podemos alterar los decretos de Dios ni por nuestras oraciones más fervientes. Nuestras oraciones no pueden acelerar o cosechar las bendiciones de Dios antes de tiempo, ni prevenir o prolongar el tiempo fijado para que vengan aflicciones sobre nosotros».
Sin embargo, la
providencia divina no solo ordeno que cosas sucederán, sino también por qué
medio lo harán y por qué causas, así como el orden en que deben fluir. Dios no
solo ha designado el efecto mismo, sino los medios para cumplirlo. La oración
es un medio para hacer que suceda aquello que Dios ha determinado que será.
No oramos con la esperanza de alterar los propósitos eternos de Dios, sino que lo hacemos para obtener aquello que Dios ha ordenado que se reciba por medio de nuestras oraciones. Pedimos para prepararnos para recibir lo que Dios ha determinado darnos por medio de la oración desde la eternidad, y no al contrario.
Por tanto, cuando estamos bajo cualquier
aflicción, o cuando nos vemos en estrecho por la pobreza, la oración es
necesaria porque, tal y como Dios ha traído esas cosas sobre nosotros por medio
de su providencia, es posible que esa misma providencia esté determinada para
no ser quitada hasta que fervientemente oremos por nuestra liberación.
La oración no inclina a Dios a conceder aquello que no
había resuelto darnos, sino que nos prepara para recibir aquello que Dios, de
otra forma, no daría.
Ezekiel Hopkins
Amén
ResponderBorrar