Devocional 11 ago – Lord Kinloch

Limpieza de corazón

Mateo 5:8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

Cristo, al pronunciar esta bienaventuranza, da voz al mismo sentimiento que el apóstol expresa de forma negativa cuando habla de una santidad «sin la cual nadie verá al Señor». Cuando pensamos en la frecuente impureza de nuestros pensamientos y sentimientos, bien podemos desesperar y creer que no tendremos esa feliz consumación. Pero nuestro Maestro nunca nos requiere aquello que no nos capacita para dar. Él forma en nosotros la santidad que ordena.

Los puros de corazón que verán a Dios son los que han sido purificados en el corazón por el Espíritu de Cristo. La oración procura y engendra pureza. Por medio de la oración, vemos a Dios incluso aquí en la tierra, aunque sea de forma imperfecta, y nos preparamos para la plena visión que vendrá después.

Señor, tú que eres santo y no hiciste daño a nadie, que permaneciste sin mancha y separado en medio de pecadores, te ruego que te agrade santificarme completamente hacia ti por el lavamiento de la regeneración y renovación del Espíritu Santo. Infunde así tu pureza en mi corazón, de forma que, siendo llevado por ti a tu gloria, vea a Dios y viva, para alabanza de tu efectiva gracia.

Lord Kinloch

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