Romanos 9:19-33 – la Justa elecciòn

La Justa elecciòn

Rom 9:21  ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? 

En este pasaje Pablo aborda el tema de la elección de Dios y la responsabilidad humana en la salvación. El pasaje se centra en la soberanía de Dios en la elección y en la inclusión de los gentiles en el plan de salvación.

El pasaje comienza con Pablo anticipando una posible objeción a su enseñanza sobre la elección divina: "Dirás entonces: ¿Por qué, pues, todavía se queja? Porque ¿quién ha resistido a su voluntad?" (v. 19). En otras palabras, si Dios es quien elige a las personas para la salvación, ¿cómo puede alguien ser responsable de su propia condenación? Pablo responde a esta objeción con una explicación detallada sobre la elección divina.

En el v. 20, Pablo responde a la objeción diciendo que el hombre no puede cuestionar a Dios, ni tampoco puede pedirle cuentas de sus decisiones. En lugar de eso, el hombre debe aceptar la voluntad de Dios y confiar en su sabiduría y justicia: "¿Quién eres tú, oh hombre, para que discutas con Dios? ¿Dirá el objeto formado al que lo formó: ¿Por qué me hiciste así?"

En los vv. 21-23, Pablo ilustra su punto con el ejemplo de un alfarero y su obra: el alfarero tiene el poder y la libertad para hacer con la arcilla lo que quiera, y puede hacer vasijas de honra o de deshonra. De la misma manera, Dios tiene el poder y la libertad para elegir a las personas para la salvación, y puede elegir tanto a los judíos como a los gentiles.

En los vv. 24-26, Pablo cita varios pasajes del AT para demostrar que la elección divina incluye tanto a los judíos como a los gentiles. Él cita a Oseas para mostrar que Dios ha hecho una distinción entre el pueblo de Israel y los gentiles, pero que ahora ha abierto la puerta de la salvación a todos los pueblos, incluyendo a los gentiles.

En los vv. 27-29, Pablo argumenta que la elección divina no depende de la raza o el linaje, sino de la gracia de Dios. Él cita a Isaías para mostrar que Dios ha elegido a un remanente del pueblo judío, pero que la mayoría de ellos ha rechazado a Cristo. De esta manera, Pablo muestra que la elección divina es un asunto de gracia, no de merecimiento humano.

En los vv.30-33, Pablo resume su argumento al mostrar que tanto los judíos como los gentiles son salvos por la fe en Cristo. Él argumenta que los gentiles, que no buscaban la justicia, la han obtenido por la fe, mientras que los judíos, que buscaban la justicia por medio de la ley, no han alcanzado la justicia, porque la buscaron por medio de obras y no por fe. Así, Pablo concluye que la justicia de Dios se obtiene solamente por medio de la fe en Cristo.

En resumen, en Romanos 9:19-33, Pablo reflexiona sobre la soberanía de Dios en la elección divina y la salvación de los seres humanos. Él defiende la elección divina como justa, aunque pueda parecer arbitraria a los ojos humanos.

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