Devocional 01 Mar – Thomas Lye
Sin saber qué hacer
2 Crónicas 20:12 ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.
Los tiempos de adversidad son el momento de confiar en Dios. Cuando no tenemos pan para comer o agua para beber, sino solamente aflicciones y problemas, entonces será el momento de no lamentarse en exceso, murmurar, hundirse, deprimirse o desesperar, sino confiar.
En la tempestad, el creyente debe
echar su ancla hacia arriba. La confianza es el antídoto más selecto que tiene
un creyente contra el desfallecimiento, la agitación y el hundimiento. Cuando
la mano del Señor ha multiplicado grandemente nuestras penas, cuando cae sobre
nosotros provocando brecha tras brecha, cuando sus flechas se clavan en
nosotros y su mano nos presiona, cuando estamos dispuestos a comer cenizas como
pan y a mezclar nuestra bebida con lágrimas, es el momento de avivar nuestra fe
con propósito.
En esa tempestad, la fe se sienta en
el mascarón de proa y preserva al alma del naufragio. La fe lucha con el Goliat
de la aflicción, y lo vence. Cuando el corazón está a punto de fallar, cuando
el alma está a punto de desmayar, la fe saca su botella y administra un tónico
vivificante. Entre todas las tormentas, vientos y tempestades, en un huracán de
tristeza y miseria, la fe sabe dónde y cómo debe arrojar su ancla: «No se turbe
vuestro corazón» (Juan 14:1).
La fe es el antídoto y la sanadora
de todas las enfermedades. Capacita a un creyente para vivir en medio de la
muerte. Dios tiene medios extraordinarios para llevarnos cuando lo ordinario
nos fallan. Él puede convertir los venenos en antídotos, los obstáculos en
oportunidades, y las destrucciones en liberaciones.
Los cuervos le dieron comida a Elías.
Una ballena se convirtió en el barco y piloto de Jonás. Un Dios todopoderoso
puede obrar sin medios. Dios a menudo lleva a su pueblo a una condición en la
que no saben qué hacer, para que puedan saber lo que Él puede hacer. Dios está
con su pueblo en todo momento, pero su presencia es más dulce en los peores
momentos.
Thomas Lye
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