Devocional 15 ene – Thomas Case

Solo una cosa es necesaria


Lucas 10:41-42 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

En una palabra, cualquier aflicción que soportemos, será de ganancia para nuestra alma. La vara de Dios y su amor van juntos. Ciertamente esta es una lección; calma el corazón y sostiene al alma bajo sus cargas (2Co 4:16). 

Lo que perdamos en nuestros cuerpos, lo ganamos en nuestras almas. Lo que perdamos de nuestras posesiones, lo recibimos en gracia. Así podemos soportar y consolarnos en nuestras más profundas tristezas. 

Cuando Dios se lleva nuestros consuelos por las secretas impresiones de amor sobre el corazón, él fortalece el alma. Nos convertimos en «más que vencedores por medio de aquel que nos amó» (Ro. 8:37).

En la aflicción, Dios nos enseña que solamente una cosa es necesaria. La aflicción revela lo equivocados que estamos acerca de las necesidades y las cosas que deben ser. Cuando tenemos salud y libertad, pensamos que tal o cual cosa ha de hacerse. 

Pensamos que las riquezas y honores son necesarios, y que hemos de tener posesiones y acumular grandes cantidades para nuestros hijos. 

Pero en el día de la adversidad, cuando la muerte nos mira a la cara y Dios causa el terror de la tumba, el temor por el juicio final, y los horrores de la eternidad pasan ante nosotros, entonces ponemos nuestro rostro en el polvo y gemimos: «¡Oh, qué equivocado he estado!, me he alimentado de cenizas, y mi engañado corazón me ha apartado». 

En ese entonces podemos ver como el perdón de pecados, el interesarse en Cristo, el sentimiento del amor de Dios, y la certeza de la gloria, son las únicas cosas indispensables.

Solo Cristo es necesario, y todas las otras cosas son solo posibilidades. Todo lo que el mundo tiene no es sino pérdida y estiércol en comparación con la excelencia del conocimiento de Jesucristo nuestro Señor. Sin Él, el alma queda desecha por toda la eternidad. Los que no han aprendido esta lección de la Palabra, la aprenderán en la escuela de la aflicción, si es que pertenecen a Dios.

Thomas Case 

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