Devocional 12 dic. – Andrew Murray
El Espíritu nos enseña a orar
Ro
8:27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu,
porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
La
oración no es obra nuestra. Es la obra de Dios en nosotros por su poder
todopoderoso. Conforme oramos, nuestra actitud debería ser de silenciosa
expectativa, esperando que el Espíritu Santo nos ayude en nuestra debilidad, y
ore por nosotros con gemidos indecibles.
¡Qué
pensamiento! Cuando siento lo imperfecta que es mi oración, cuando no tengo
fuerzas en mí mismo, puedo inclinarme en silencio ante Dios, con la confianza
de que su Santo Espíritu me enseñará a orar. El Espíritu es el Espíritu de
oración. No es mi obra, sino la obra de Dios en mí. El Espíritu perfeccionará
la obra, incluso en mi debilidad.
Vemos
un ejemplo de esto en la historia de Jacob. El mismo que luchó con él y que
parecía retener la bendición, en realidad le estaba fortaleciendo para que
continuara y prevaleciese en oración. La oración es obra del Dios Trino: el
Padre, que da el deseo y provee todo lo que necesitamos; el Hijo, quien, por
medio de su intercesión, nos enseña a orar en su nombre; y el Espíritu Santo,
que en secreto fortalecerá nuestros débiles deseos.
El
Espíritu de verdad glorificará a Cristo en nosotros, y el Espíritu de amor
derramará su amor en nuestros corazones. Y tenemos el Espíritu de oración, por
el cual nuestra vida puede ser de continua oración. Gracias a Dios que el
Espíritu Santo nos ha sido dado, para enseñarnos cómo orar.
Andrew
Murray
Amén
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