Hebreos 2. 5-9 - La humanidad de Jesus
La
humanidad de Jesús
Heb
2:9 Pero vemos a aquel que fue hecho un
poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del
padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por
todos.
Habiendo
indicado que el mensaje del Hijo se refiere a la salvación, el autor prosigue
en esta sección explicando cómo fue alcanzada la salvación y qué significa para
nosotros. Es justo que esta gran salvación sea proclamada por hombres, porque
el plan de Dios es sujetar el nuevo orden de la salvación al hombre, y no a los
ángeles (v. 5).
Ya
vimos que los judíos de los tiempos del NT creían que los ángeles administraban
las naciones del mundo. Pero Hebreos afirma que el mundo venidero, el reino de
Cristo, no será sometido a los ángeles, sino a un hombre (Jesús). Por tanto, el
que quiera participar en el mundo venidero no se dirigirá a los ángeles ni
confiará en ellos. El mundo venidero ya estaba viniendo en el ministerio de
Jesús, y empieza a venir a nuestras vidas cuando lo aceptamos como Señor. Pero
vendrá en su plenitud cuando regrese Jesús.
En
los vv. 6–8, el autor cita el Salmo 8:4–6 para comprobar la autoridad del
hombre sobre todas las cosas. El autor de Hebreos dice que Dios o el Espíritu
Santo son los que hablan. Solamente un autor humano, Jesús, puede encarnar la mismísima palabra de Dios.
El
Salmo 8 expresa la admiración de su autor ante la posición elevada que Dios ha
dado al hombre en su creación. En base a la afirmación de que Dios sometió
todas las cosas al hombre, el autor de Hebreos arguye que no puede haber una
parte de la creación fuera del dominio del hombre (v. 8). Aun los ángeles
tienen que estar sujetos al hombre.
Sin
embargo, al observar el mundo en el presente, no vemos todavía que el hombre
tenga este dominio total. Solamente por la fe que ve las realidades celestiales
y futuras (11:1), podemos ver el principio del cumplimiento de este Salmo en
Jesús. Él es superior a los ángeles y fue hecho por poco tiempo menor que
ellos; ahora está coronado de gloria y de honra. Los ángeles no gobernarán
sobre los hombres en “el mundo venidero”, sino que estarán sometidos al hombre
Jesús, porque Dios no dejó nada que no esté sometido a él.
Dios
ha coronado a un hombre como soberano sobre todas las cosas (v. 9). Pero antes
de su coronación, este hombre tuvo que padecer la muerte por los pecados de
toda la raza humana. En el v. 9, se usa el nombre humano del Hijo, Jesús.
Enfatiza la identificación de Cristo con los hombres en toda su experiencia,
inclusive en la muerte que resulta del pecado del hombre.
Pero
de la misma manera en que él se identificó con el hombre en su humillación y
murió por todos, todos los que se identifican con él por la fe pueden
participar en la gloria y honra con que él está coronado. El autor emplea la
forma singular en todos, que significa “todo hombre”. Así enfatiza que Jesús murió,
no sólo por la humanidad en general, sino por cada individuo en particular. En
Cristo, todo hombre tiene la oportunidad de superar a los ángeles y así
alcanzar el propósito de su Creador. Todo esto sucedió por la gracia de Dios.
El sacrificio de Jesús y su exaltación fue el plan de Dios para abrir el camino
hacia su presencia.
La
gracia de Dios hacia nosotros condujo a Cristo a la muerte. Jesucristo no vino
al mundo para ganar popularidad ni poder político, sino para sufrir y morir de
modo que pudiéramos tener vida eterna. Debemos identificarnos con la actitud de
un Cristo siervo.
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