Devocional 17 junio – J.H. Rogers

Un ojo bueno

Mateo 6:22-23 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?

El primer pecado se cometió porque Eva miró lo que la serpiente quería mostrarle: y ¡cuántas veces he caído yo haciendo exactamente lo mismo, y dejando del mismo modo que la tentación entre por mis ojos! Esto sucede por no recordar la dirección de Cristo en cuanto a tener un ojo bueno. Todo mi cuerpo y mi mente se ven afectados por el ojo; y se llenan de luz o de oscuridad según el ojo sea bueno o malo.

Pero, ¿qué es un «ojo bueno»? Seguramente es un ojo que tiene un solo propósito y un solo objeto en cada mirada; un ojo que busca ver a Dios en todo, y mira cada cosa para Dios; un ojo que busca encontrar la revelación de Dios en cada cosa que se presenta ante él, y que busca glorificarlo con cada ejercicio de la vista.

Este ojo bueno y único estrechará y ampliará mi campo de visión. Me apartaré de muchas cosas que otros miran; y, por otra parte, veré más en cada cosa en la medida en que aprenda a mirar «sólo para Dios».

Oh Señor, sólo tú puedes hacer que mi ojo sea bueno. Haz que tenga un solo propósito en cada mirada: que pueda ver lo que me muestras, y ver todo a tu luz, por Jesucristo.

J. H. Rogers

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