Hebreos 2. 1-4 - El peligro de desatender la revelacion.

El peligro de descuidar la revelación

Heb 2:1  Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.

El autor de hebreos prosigue su exposición de la superioridad de Jesús sobre los ángeles,  con una amonestación a los creyentes (v. 1). El propósito del libro no era que los creyentes aceptaran en sus mentes la superioridad de Jesús; sino que debían perseguir que lo que se cree vaya a la par de lo que se hace. Si Jesucristo tiene una naturaleza digna, recta, y poderosa como se reflejó en el capítulo 1, entonces deberíamos atender más la palabra de Dios. Los creyentes destinatarios del libro estaban en peligro de dejar su profesión cristiana por temor o apatía. Si aceptaban la superioridad de Cristo, lo mostrarían en su perseverancia.

Sobre el poner por encima a una criatura en lugar del Creador

El inca Pachakutij (reformador), noveno rey del Imperio incaico (¿1225–1285?), fue un gran reformador y teólogo. Según el comentario de los cronistas como: Cristóbal de Molina y el padre Bernabé Cobo, en su "Historia del Nuevo Mundo" (escrita en 1654), el inca Pachakutij:

Llamó la atención al hecho de que el astro solar siempre sigue una trayectoria fija, realiza tareas definidas y tiene un horario rígido como cualquier obrero: en otras palabras si inti, sol, fuera Dios ¿por qué no realiza o hace algo original? El rey Pachakutij reiteraba después: el disco solar puede ser encubierto por cualquier nube. Esto quería decir que si inti era realmente Dios, ninguna cosa creada podría cubrir su luz. Sorpresivamente, Pachakutij tembló al darse cuenta de que había estado adorando a una simple criatura como si fuera el Creador.

Entonces, empezó llamando a un congreso de sacerdotes del sol, equivalente pagano del Concilio de Nicea, para proponer el cambio de adorar al Creador antes que a las cosas creadas, porque sería una incongruencia adorar al mismo tiempo a las cosas creadas como si fueran el creador.

Si Pachakutij, un inca pagano, desprovisto de la iluminación judeo cristiana, se pudo dar cuenta de que era una incongruencia poner una criatura en lugar del Creador, lo imperfecto y lo insuficiente antes que lo perfecto y todo suficiente, nosotros tenemos que darnos cuenta a través de la Palabra del Señor en este pasaje, de que no podemos poner a ninguna cosa creada por encima del Creador, por encima de su hijo Jesucristo.

La salvación no es simplemente un “lugar” donde podemos descansar en pasividad, sino un camino en el cual tenemos que caminar. Si no somos diligentes y activos, progresando en el camino de la fe, nos alejaremos poco a poco del Hijo y de sus demandas. Más son los que se alejan de Jesús por deslizamiento pasivo, que los que por decisión activa renuncian a la fe.

En el v. 1 se habla de dos tèrminos: atendamos … nos deslicemos. Ambas frases tienen connotaciones náuticas. La primera se refiere a echar anclas para fijar una embarcación al amarradero. La segunda se usaba con frecuencia para describir una embarcación que se dejaba a la deriva y se alejaba del muelle. La advertencia clara es que cada uno se asegure con firmeza a la verdad del evangelio, y navegar con mucho cuidado para no perder la oportunidad de amarrarse al único muelle de salvación.

Hebreos confirma su advertencia con un argumento firme (vv. 2-3). Aquí el argumento es que, si la ley dada por medio de los ángeles fue válida, cuánto más la salvación que Jesús ofrecía (Ez. 18.24)

Para entender este argumento, hay que saber que los judíos del primer siglo creían que Dios mandó la ley a Moisés por medio de ángeles. El libro de Éxodo no menciona ningún ángel como mediador de la ley, pero tal creencia llegó a ser común entre los judíos por un creciente sentido de la condición divina de Dios. La idea de que los ángeles mediaron la ley de Moisés se refleja en Gálatas 3:19, Hechos 7:53 y Deut.33:1-2. Hebreos arguye que Jesús nos ofrece una salvación más grande que la ofrecida en el AT por ángeles, y el que rechaza esta salvación merece una consecuencia más grande que el que rechaza la del AT.

Si la desobediencia al pacto antiguo de la ley traía juicio inmediato, ¡cuánto más severo será el juicio por la desobediencia al nuevo pacto del evangelio de salvación, que fue mediado por el Hijo quien es superior a los ángeles 

Posiblemente algunos de los creyentes se lamentaban de que la ley judía les fue dada por medio de ángeles, mientras que ellos habían recibido el evangelio por medio de simples hombres. El autor corrige este error, afirmando que el primer mensajero que declaró el mensaje de salvación fue el mismo Señor, el Hijo quien es superior a los ángeles. Aunque estos creyentes hebreos no habían escuchado la palabra de labios de Jesús, los que oyeron al Señor les confirmaron el mensaje con su proclamación y testimonio. Y Dios dio su confirmación de la verdad de este mensaje con milagros y con la presencia permanente de su Espíritu Santo.

De este argumento podemos afirmar que ni los lectores, ni el autor de Hebreos, anduvieron con Jesús en la tierra. Pero la sola presencia en dichas iglesia de la manifestación milagrosa del poder de Dios  a través de señales,  las cuales apuntaban a la presencia del Espíritu Santo, eran una verdad espiritual, eran dones repartidos por el Espíritu de Dios o “repartimientos del Espíritu Santo”. Esas maravillas, produjeron asombro en los que las presenciaron (v. 4).

Dios repartió el don de su Espíritu a cada uno de los miembros de la comunidad como él quiso, y dado que él nos conoce profundamente y nos ama tanto, su voluntad es mejor que lo que escogeríamos por nosotros mismos.

A través de este pasaje la palabra de Dios nos exhorta a tomar en serio el camino de la salvación, el camino de fe en el que nos encontramos por la gracia del amor de Dios. 

Al mismo tiempo nos invita a examinar nuestra situación en el camino de la fe, si somos diligentes y tomamos el camino de la fe como lo más importante, como la verdadera prioridad de nuestra existencia, estamos progresando bien en ese camino, rumbo a la meta final, la Jerusalén celestial.

Pero si seguimos en el camino de la fe con apatía, tomándolo como menos importante que cualquier actividad humana, teniendo más miedo a las pruebas y al rechazo de la gente no creyente, estamos próximos a deslizarnos del camino de la fe al otro camino ancho, que nos llevará a la perdición y, por ende, al castigo eterno de Dios.

El propósito de este mensaje es que podamos sacudirnos y reaccionar al amor de Dios que no quiere por nada que nos deslicemos del camino de fe, porque ese camino es la prueba de su amor más inmenso por el hombre, fue abierto con la sangre de su hijo amado. ¡No lo rechacemos!

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