Nehemías 8

Obedecer la Ley

Neh 8:1  y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel. 

A diferencia de los capítulos anteriores, los capítulos 8–10 no son narrados por Nehemías, y se le menciona en 8:9-10 y 10.1. Ahora ningún líder domina la escena, sino que hay muchos líderes, entonces el protagonista principal era el mismo pueblo.

Se pueden dividir los caps. 8–10 en tres partes según la actividad: el pueblo estudió la Ley (8), oró (9) e hizo pacto con Jehová (10).  Esta división fue realizada según tres reuniones hechas en el séptimo mes: el primer día (7:73–v. 12), el segundo día (vv. 13–18) y el día  24 (9:1–10:39).

Los capítulos 8–10 nos dan esperanza que los problemas divisados en 6:17–19 serían superados. Parece que el pueblo sería transformado para serle fiel y obediente a Jehová. Esta impresión persistirá hasta el último capítulo del libro, donde se desplomaría.

El pueblo pidió la Ley (v. 1). La asamblea se realizó cinco días después de que se terminó la muralla (v. 2). El primer día del mes séptimo se celebraba la fiesta de las Trompetas. La Biblia no aclara la razón de esta fiesta. Originalmente marcaba el inicio de la segunda mitad del año. Desde tiempos antiquísimos los judíos celebran el Año Nuevo en esa fecha.

Referente a los vv. 1-2 se menciona a Esdras, quien  fue escriba y sacerdote. Al detallar los tres grupos que componían la congregación (vv. 2-3).  El v. 3 resume el acto: la lectura, el lector, el tiempo, el lugar, la composición de la congregación y su actitud atenta. La lectura  duró  unas  6  horas,  tiempo  insuficiente para leer toda la Ley de Moisés.

Los vv. 4–8 relatan  el acto una segunda vez, pero ahora con más detalles. Primero cuenta que Esdras se paró en medio de 13 varones sobre una plataforma alta (v. 4), construida por el pueblo. Quizás los 13 representaban todas las 13 tribus de Israel, recordemos que Jacob tuvo 12 hijos, pero los descendientes de José se contaban como dos tribus, Manasés y Efraín.

Los 13 debían ser líderes seculares, pues el texto no los identifica como levitas o sacerdotes. Su presencia en la plataforma apoyaba el acto y daba a entender que cumplir la Ley no era responsabilidad del clero únicamente.  Luego Esdras abrió el rollo, y el pueblo se puso de pie en señal de respeto ante la Ley (v. 5). 

Acto seguido Esdras bendijo a Jehová (v. 6), el pueblo confirmó la alabanza verbal y físicamente, repitieron ¡Amén! “así sea”. A la vez alzaban las manos, en postura de súplica y alabanza.  Luego se postraron en adoración, humillándose ante el Dios grande.

De los 13 nombres de levitas en el v. 7, cuatro aparecen en 9:4-5 y siete en 10:9–13. Entonces mientras Esdras leía, los levitas explicaban (v. 7). Estos debían ser maestros. Para cumplir con su tarea, caminaban entre el pueblo.

Los levitas también leían la Ley (v. 8). Posiblemente  Esdras leía por ratos desde la plataforma, y luego los levitas andaban entre la congregación repitiendo la lectura y explicándola (v. 11). Seguidamente el pasaje afirma que el pueblo entendió la Ley. La Ley no se leía sólo para cumplir con un rito, sino para que fuera entendida y acatada.

El pueblo reaccionó llorando (v. 9), pues la lectura les había revelado sus pecados y la Ley amenazaba con castigar a los desobedientes. El llanto masivo fue un cumplimiento parcial de la promesa del Espíritu. Seguidamente Nehemías exhorta al pueblo a no llorar. Nehemías hizo un llamado a celebrar el día santo con alegría y generosidad (v. 10).  Exhortó al pueblo a degustar las mejores comidas y bebidas. Los que no tenían nada preparado eran los pobres. El comer juntos con alegría era una característica sobresaliente de la vida religiosa  de  Israel.

Así como durante la lectura de la Ley los levitas repetían y reforzaban el mensaje, tal vez caminando entre la congregación (v. 11), en esta oportunidad invitaban al pueblo a que los días santos no debían ser tristes sino llenos de gozo y alegría. (vv. 9-10).

El pueblo obedeció la exhortación (v. 12). Este verso resume una vez más la participación en la reunión del pueblo y sus líderes: los líderes habían enseñado, y el pueblo había entendido (v. 8).

En los vv. 13–18 se relata la reunión del segundo día. El segundo  día del séptimo mes, solo se reunieron los responsables de enseñar a otros, tanto del clero, como los líderes seculares (v. 13). No todos los jefes de las casas paternas, enseñarían formalmente, pero usarían su influencia para promover la obediencia a la Ley.

Al estudiar (v. 13), descubrieron que  debían  acampar  en  cabañas  durante  la fiesta del mes séptimo, la de los Tabernáculos (vv. 14-15). Eran tres fiestas que todo varón debería celebrar en Jerusalén: Pascua, Pentecostés y Tabernáculos. Las fechas de esta última eran los días 15–22 del mes séptimo (Lev.23:39). Tenía un doble propósito: celebrar la conclusión de la cosecha de higos, aceitunas y uvas y conmemorar la peregrinación por el desierto cuando Jehová hizo que Israel viviera en tabernáculos (Lev. 23:42-43), es decir, cabañas o enramadas.

El v. 15 es una aplicación de varias leyes: Lev.23:2-4 (el pregón de la fiesta), 40 (la traída de las ramas), 42 (la construcción de las cabañas) y Deut. 16:15 (la celebración de  la fiesta en Jerusalén). El  grupo de estudio dirigido por Esdras interpretó estas leyes, unas a la luz de otras y las aplicó para su generación, en consonancia con lo que está escrito.

En obediencia al mandamiento del v. 15, el pueblo hizo enramadas en  Jerusalén (v. 16). Los habitantes de la ciudad las construyeron en sus casas, y los demás judíos en los patios del templo y dos plazas. Sobre la puerta de las Aguas y la puerta de Efraín que estaba en el lado norte de la ciudad, mirando hacia el territorio de Efraín.

En obediencia al mandamiento del v. 14, todo el pueblo pasó la fiesta en las enramadas (v. 17). La disposición de toda la congregación a obedecer se debía en parte a que todo el pueblo estaba representado en la reunión del segundo día (v. 13). No era que Israel no hubiera celebrado la fiesta en lo absoluto. La celebraron antes del cautiverio babilónico y de nuevo desde el retorno. Entonces, lo que quiere decir es que no la habían celebrado acampados todos en enramadas.

Los judíos cumplieron una serie de leyes relacionadas con la fiesta (v. 18): celebración con alegría (Deut. 16:13–15), lectura pública de la Ley (Deut. 31:10–13), duración de siete días (Lev. 23:34–36) y clausura con un feriado el octavo día (Lev. 23:36-39).

Tenían que pensar en la protección y la dirección de Dios durante los años que vagaron y en el hecho de que Dios seguiría protegiéndolos y guiándolos si lo obedecían. Era un momento de recordar sus orígenes, el lugar de donde provenían. Resulta útil recordar nuestros comienzos para poder apreciar en dónde estamos hoy. Pensemos en nuestra vida y veamos hasta dónde Dios nos ha llevado. Agradezcamos a Dios por su protección y provisión.

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