Malaquías - prólogo

El libro de Malaquías

Mal 1:1 Profecía de la palabra de Jehová contra Israel, por medio de Malaquías. 

Poco después de Hageo y Zacarías, este profeta interviene para corregir varias costumbres malas de la comunidad. Por medio de Malaquías, El Señor discute con este pueblo, que le pide cuentas y no reconocen su amor.

Título

El título se deriva del autor de la profecía, Malaquías. Con esta obra Dios cierra los libros de profecía del AT y el canon histórico.

Autor y fecha

El nombre Malaquías quiere decir "mi mensajero" o "el mensajero de Jehová". Este nombre no se presenta en ningún otro lugar en el AT, ni el texto provee contexto alguno del autor. No se sabe quién escribió el libro. Los antiguos rabinos consideraron que el autor era Esdras. Sin embargo, como los demás libros proféticos identifican a su autor en el encabezamiento del libro, esto sugiere que Malaquías fue de hecho el nombre del último profeta del AT que escribió en Israel.

La tradición judía lo identifica como un miembro de la Gran Sinagoga que existió en el Tiempo de Esdras y la fecha de la profecía apunta a la última parte del siglo V a.C., durante el regreso de Nehemías a Persia 433-424 a.C. (Neh.5:14; Neh.13:6). Los sacrificios ya se estaban ofreciendo en el segundo templo (1:7-10; 3:8), el cual fue terminado en el 516 a.C. Muchos años habían pasado desde entonces conforme los sacerdotes se habían vuelto más y más corruptos y estaban satisfechos con su estado espiritual (1:6-14; 2:1-9).

La referencia de Malaquías a "príncipe" (1:8) habla del tiempo del dominio persa en Judá cuando Nehemías estaba visitando Persia de nuevo (Neh.13:6), mientras que su énfasis fue en la ley (4:4) coincide con un enfoque similar por parte de Esdras y Nehemías (Esd.7:14; Neh.8:18). También compartieron preocupación por: el matrimonio con mujeres extranjeras (2:11-15; Esd.9:1-15; Neh.13:23-27); el retener los diezmos (3:8-10;  Neh.13:10-14) y la injusticia social (3:5; Neh.5:1-13).

Nehemías llegó a Jerusalén en el 445 a.C. para reconstruir el muro y regresó a Persia en el 433 a.C. Más tarde regresó a Israel (424 a.C.) para lidiar con los pecados que Malaquías describió (Neh.13:6). Entonces es probable que este libro fue escrito durante el período de la ausencia de Nehemías, casi 100 años después de que Hageo y Zacarías comenzaron a profetizar. Dios escribe a través de Malaquías para imprimir en Israel sus pensamientos a la nación.

Contexto histórico

Solo cincuenta mil exiliados habían regresado a Judá de Babilonia (538-536 a.C.). El templo había sido reconstruido bajo el liderazgo de Zorobabel (516 a.C.) y el sistema de sacrificios renovado. Esdras había regresado en el 458 a.C., seguido por Nehemías en el 445 a.C. Después de cien años del regreso a la tierra de Palestina, la rutina religiosa de los judíos les endureció el corazón hacia el Dios que tanto les amaba, provocando en el pueblo, y en sus sacerdotes,  una separación de su ley.

Malaquías reprendió y condenó estos abusos, condenando fuertemente al pueblo y llamándolos al arrepentimiento. Cuando Nehemías regresó la segunda vez de Persia (424 a.C.), los reprendió por estos abusos en el templo y el sacerdocio, por la violación del día de reposo, y por el divorcio ilegal de sus mujeres judías, para casarse con mujeres gentiles (Neh.13:1-31).

Los judíos habían perdido toda oportunidad de recibir el favor de Dios, desde que habían regresado de la cautividad, se habían hundido en el pecado que excedían las iniquidades anteriores, que produjeron el exilio a Asiria y Babilonia. Más allá de esto, el Mesías que se había estado esperando por mucho tiempo no había llegado y no parecía estar a la vista.

Entonces, Malaquías escribió la profecía de cierre del AT en la cual él entregó el mensaje de Dios de juicio sobre Israel por su pecado continuo y la promesa de Dios de que un día en el futuro, cuando los judíos se arrepintieran, el Mesías sería revelado y las promesas de pacto de Dios serían cumplidas. Hubo más de cuatrocientos años de silencio divino, con solo las palabras de Malaquías resonando condenación a sus oídos, antes que otro profeta llegara con un mensaje de Dios. Este fue Juan el Bautista predicando: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mt.3:2). El Mesías había venido.

Temas históricos y teológicos

Repetidamente el Señor se refirió a su pacto con Israel (2:4-5; 2:8; 2:10; 2:14; 3:1), recordándoles su infidelidad a la relación de amor con ellos (1:2-5). Al parecer las promesas hechas por los profetas antes del Mesías venidero, que traería la total liberación y las bendiciones que durarían toda una época, junto al aliento de las promesas hechas por Hageo y Zacarías (500 a.C.), solo habían logrado que el pueblo y sus líderes estuvieran más determinados en su satisfacción espiritual. Pensaban que esta relación de amor podía ser mantenida solamente por medio de un ritual externo, sin importar cómo vivieran.

En una reprensión dura tanto a los sacerdotes (1:6-14; 2:1-9) como al pueblo (2:10-16), el profeta les recuerda que la venida del Señor que estaban buscando (3:1), sería en juicio para refinar, purificar y limpiar (3:2-3). El Señor no solo quería obediencia externa a la ley, sino también una aceptación interna. El profeta ataca la corrupción, la impiedad y la falsa seguridad al dirigir sus juicios con hipocresía, infidelidad, divorcio, adoración falsa y arrogancia.

Malaquías presentó su profecía como una disputa, empleando el método de pregunta y respuesta. Las acusaciones del Señor en contra de su pueblo, fueron contestadas con preguntas cínicas de parte del pueblo (1:2; 1:6-7; 2:17; 3:7-8; 3:13). En algunos momentos, el profeta se presentó a sí mismo como el abogado de Dios en una demanda, realizando preguntas retóricas al pueblo basadas en su crítica desafiante (1:6; 1:8-9; 2:10; 2:15; 3:2).

Malaquías condenó a los sacerdotes y al pueblo, en seis áreas de pecado deliberado:

.- Repudiar el amor de Dios (1:2-5);

.- Negarse a darle a Dios el honor que se merece (1:6-14; 2:1-9);

.- Rechazar la fidelidad de Dios (2:10-16);

.- Redefinir la justicia de Dios (2:17; 3:1-6);

.- Robar las riquezas de Dios (3:7-12);

.- Maldecir la gracia de Dios (3:13-15).

Hay tres paréntesis en los que Malaquías pronunció el juicio de Dios: a los sacerdotes (2:1-9); a la nación (3:1-6); y al remanente (3:16-18; 4:1-6).

Retos de interpretación

El significado de Elías siendo enviado "antes que venga el día de Jehová, grande y terrible" (4:5) ha sido debatido por mucho tiempo. ¿Fue esto cumplido en Juan el Bautista o es aún futuro? ¿Reencarnará Elías? Nosotros entendemos que esta profecía hace referencia a Juan el Bautista, y no un profeta Elías que literalmente regresa.

El anunció del ángel, que Juan el Bautista iría "delante de él con el espíritu y el poder de Elías" (Lc.1:17), junto a la declaración del mismo Juan el Bautista, afirmando que él no era Elías (Jn.1:21), son suficientes para establecer este cumplimiento profético. De esta manera Juan fue como Elías, internamente en "espíritu y poder", y externamente en independencia  e inconformidad. Si los judíos hubieran recibido al Mesías, entonces él sería el Elías de quien se habló (Mt.11:14; 17:9-13); si rechazaban al rey, entonces otro profeta como Elías sería enviado en el futuro, quizá como uno de los dos testigos (Apo.11:1-19).

¿Cómo puedo aplicar este libro a mi vida?

La crítica de Malaquías a los abusos religiosos tiene vigencia en nuestros días. El pueblo de Dios siempre necesita confesar lo insuficiente de su respuesta al amor divino. El entusiasmo inicial de los creyentes  por Dios tiende a disminuir con el tiempo. La adoración genuina normalmente se transforma en observaciones mecánicas de prácticas religiosas. Defraudar en la ofrenda, divorciarse de esposas fieles, y las uniones entre creyentes e incrédulos, causan crisis en las familias. Deseos egoístas, combinados con actitudes orgullosas y arrogantes, conducen a serios problemas de los que se culpa a Dios. En lugar de reconocer nuestra negligencia y cambiar nuestras vidas por el poder del Espíritu Santo, preguntamos: ¿Dónde está el Dios de justicia?

Debemos revisar la profundidad de nuestro compromiso, la sinceridad de nuestra adoración y la dirección de nuestra vida. Permitamos que Dios restaure nuestro corazón con Él, por medio de su amor y su perdón.

Bosquejo

I. La denuncia de los pecados de Israel (1:1-14; 2:1-16)

A. Recordatorio del amor de Dios por Israel (1:1-5)

B. Reprensión de los sacerdotes (1:6-14; 2:1-9)

1. Menosprecio del altar de Dios (1:6-14)

2. Menosprecio de la gloria de Dios (2:1-3)

3. Menosprecio de la ley de Dios (2:4-9)

C. Reprensión del pueblo (2:10-16)

II. La declaración del juicio de Israel y su bendición (2:17; 3:1-18; 4:1-6)

A. Venida de un mensajero (2:17; 3:1-5)

B. Reto a arrepentirse (3:6-12)

C. Crítica por parte de Israel en contra del Señor (3:13-15)

D. Consolación al remanente fiel (3:16-18; 4:1-6)

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