Malaquías 1

El amor de Dios a Israel

Mal 1:2  Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, 

Malaquías, al igual que otros profetas, hace hincapié sobre la autoritativa palabra de Jehová. En este encabezado, a manera de resumen, Malaquías reconoce su propio papel como un intermediario y explícitamente identifica su obra como la palabra de Jehová. Malaquías, al dirigir su mensaje a la pequeña Judá después del exilio, inicia designando a esta población el nombre de Israel, identificándolos con aquellos que darán cuenta por todas las obligaciones del pacto y herederos de todas las promesas del mismo pacto de Dios (v. 1).

Cuando los justos sufren y los malvados parecen prosperar somos capaces de cuestionar el amor de Dios (v. 2). En esta primera disputa Malaquías expone y responde a las dudas del pueblo. Dada su situación política, económica y especialmente espiritual, habían llegado a cuestionar el amor de Dios. Malaquías responde apelando al amor electivo e incondicional de Dios hacia Jacob y su ira contra Esaú (v. 3). En esto el “amor” se usa para expresar elección, y la  “ira” para señalar el rechazo, o enemistad personal

Aunque eran hermanos, Jacob fue objeto del favor soberano de Dios, lo que le permitió disfrutar un papel de privilegio en la historia de redención como portador de la promesa mesiánica, mientras que Esaú experimentó el rechazo en términos del mismo papel. El interés de Malaquías, era primordialmente con las naciones de Israel y Edom, de las cuales Jacob y Esaú eran sus patriarcas fundadores (Gén. 25:21-23). Por consiguiente, es más posible concluir que todo edomita era rechazado o condenado, que concluir que todo israelita era salvo (v. 4).

A los oyentes de Malaquías les debió haber parecido rara la actitud del profeta, al apelar a los destinos de Israel y Edom, como prueba de la condición favorecida del pueblo. Si Dios había escogido a Jacob/Israel sobre Esaú/Edom, ¿por qué permitió que su pueblo sufriera la devastación de su país, en manos de Nabucodonosor (587 a.C.), seguido de 70 años de cautiverio, mientras que Edom quedó intacta y seguía prosperando por la pérdida de Israel? No sólo se jactaron los edomitas de la ruina de Israel, sino que ayudaron a los invasores babilonios sirviendo de informantes y cerrando las rutas de escape

Aunque los edomitas trataron de reconstruir sobre sus ruinas, Dios frustró sus esfuerzos. Por otro lado, Israel sería restaurado y aunque había tardado en llegar, será una realidad y la nación dará testimonio de la gracia de Dios para gobernarlos, tanto desde adentro como más allá de sus fronteras. (v. 5)

Seguidamente Dios reprende a los sacerdotes y su ministerio (vv. 6-14). Esta porción tiene por tema central la expresión “mi (o, “tu”) nombre”. Conocer el nombre de Dios es tener la oportunidad de estar cerca de él, y nombrar el nombre de Dios era algo muy delicado, porque se corría  el peligro de profanarlo. Los sacerdotes de Judá creyeron no pronunciando el nombre estaban honrando a Dios. No se daban cuenta de que con sus acciones eran un insulto para Dios.

El profeta se dirige primero a los sacerdotes (v. 6) porque ellos deberían dar ejemplo de una devoción íntegra a Dios, pero en lugar de esto eran los primeros en menospreciar su santo nombre, aunque su pregunta parece más una negación implícita de su actitud malvada hacia Dios.

Los sacerdotes demostraban por medio de sus ofrendas y sacrificios, la vileza de su vida. En la degradación de sus ofrendas, ellos mostraban qué tan bajo habían llegado. Ellos en realidad eran los “ciegos”, los “cojos” y los “enfermos” (vv. 7-8). ¡Cómo podían entender lo que estaban haciendo! La estrechez y miopía de su propia manera de ver y juzgar no les permitía mirar las cosas desde la perspectiva de Dios.

El culto ejercido en el templo no era el establecido, ni siquiera en lo externo. Los animales presentados en sacrificio eran defectuosos, situación prohibida en la ley (Lev.22:17-25). Debían ser machos sin defecto, pero se estaban presentando ciegos, cojos y enfermos. El día de reposo estaba siendo profanado puesto que se comerciaba, práctica que estaba prohibida (Neh.13:15-22).

En el v. 9 el profeta hace una invitación al arrepentimiento, de manera irónica. ¿Cómo podrían esperar que Dios extendiera su gracia mientras ellos lo insultaban con sacrificios inaceptables?

Esta indiferencia es indicada por la petición de Dios de que algún voluntario cerrara las puertas del templo, para que no se encendiera el altar en vano (v. 10). El Señor consideraba como “vanos” tales actos.  Dios expresaba su deseo de que alguien cerrara las puertas del templo para impedir la presentación inútil e hipócrita de sacrificios. Era preferible interrumpir todos los sacrificios a presentar ofrendas fingidas.

En el v. 11 el profeta usa la frase: "en todo lugar", haciendo mención a que toda la tierra serpa llenada de adoración. El celo de Malaquías por los sacrificios de Israel y su actitud de rechazo hacia los extranjeros y sus dioses (vv.2-5), apunta este evento a la era milenaria, cuando ellos adorarán en el templo reconstruido y se presentarán tanto ofrendas como incienso. En aquel tiempo, y no antes, el Señor recibirá total adoración en el mundo, y su nombre será honrado en todas partes.

En los vv. 12-13 repite la misma reprensión a los sacerdotes de los vv. 7-8. Estos se habían cansado de cumplir los requisitos de los sacrificios, y aunque no habían dicho de forma literal, que el altar de los sacrificios fuera inmundo, lo expresaron en la práctica porque rehusaron dirigir al pueblo a ser reverentes y ofrecer lo mejor de sí al Señor. En consecuencia, su actitud y sus acciones profanaban el altar y eran un insulto para el Señor, razón por la cual sus ofrendas fueron rechazadas.

En lugar del macho cabrío sin defecto (v. 14), el cual se consideraba más valioso y el que hacía la ofrenda se había comprometido a dar de manera voluntaria, esa persona lo sustituía de repente por una hembra defectuosa. El carácter voluntario de ese voto hace todavía más incongruente la acción. Si estas ofrendas eran inaceptables para el gobernador, ¿Cuánto más lo serían para el Rey del universo?

Las demandas divinas no son una puerta hacia el legalismo y el ritualismo. Son, en realidad, una invitación a la fidelidad a todo nivel de la vida humana. En este capítulo Malaquías nos enseña que si somos infieles en lo menos, no podremos serlo en lo más.

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