Zacarías - prólogo
El libro de Zacarías
Zac 1:1 En el octavo mes del año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo:
Zacarías ministró con Hageo durante la
reconstrucción del templo. Llevó consigo el mensaje de aliento y esperanza
de parte de Dios a un pueblo desmoralizado.
Título
La
tradición universal tanto de judíos como de cristianos apoya al profeta
Zacarías como autor. Su nombre, común en más de veintinueve hombres del AT,
quiere decir "Jehová recuerda". Este libro es el segundo únicamente
después de Isaías en la amplitud de los escritos proféticos acerca del Mesías.
Autor y fecha
Al
igual que Jeremías y Ezequiel, Zacarías era también un sacerdote (Neh.12:12-16).
De acuerdo con la tradición, él era un miembro de la Gran Sinagoga, un concilio
de ciento veinte originado por Nehemías y presidido por Esdras. Este concilio
más tarde se desarrolló en los ancianos gobernantes de la nación, llamado el
sanedrín. Nació en Babilonia y se unió a su abuelo, Iddo, en el grupo de
exiliados que regresaron por primera vez a Jerusalén bajo el liderazgo de
Zorobabel y Josué el sumo sacerdote (Neh.12:4). Debido a que ocasionalmente es
mencionado como el hijo de su abuelo (Esd.5:1; Esd.6:14; Neh.12:16), se piensa
que su padre, Berequías, murió a una edad temprana antes que pudiera suceder a
su padre en el sacerdocio.
Las
palabras de apertura de Zacarías son fechadas desde el 520 a.C., el segundo año
de Darío I (1:1). El emperador persa Ciro había muerto y fue sucedido por
Cambises (530 – 521 a.C.) quien conquistó Egipto. Él no tenía hijo, se suicidó,
y Darío emergió al trono al subyugar una revolución. Era contemporáneo de Hageo
y comenzó a profetizar dos meses después de él. Es llamado un joven en el 2:4,
sugiriendo que Zacarías era más joven que Hageo. El tiempo que duró su
ministerio es incierto; la última profecía fechada (7:1) vino aproximadamente
dos años después de la primera, haciéndolas idénticas en tiempo que la profecía
de Hageo (520 – 518 a.C.).
Generalmente
se piensa que los caps. 9; 10; 11; 12; 13 y 14 vinieron de un período que se
llevó a cabo más tarde en su ministerio. Diferencias en estilo y referencias a
Grecia indican una fecha de 480 – 470 a.C., después de Darío I (521 – 486 a.C.)
y durante el reinado de Jerjes (486 – 464 a.C.), el rey que hizo de Ester reina
de Persia. De acuerdo a Mt.23:35, él fue asesinado entre el templo y el altar,
un destino semejante a un Zacarías que vino antes (2Cr.24:20-21), quien había
sido apedreado hasta la muerte.
Contexto histórico
El
contexto histórico de Zacarías es el mismo del de su contemporáneo, Hageo. En
el 538 a.C., Ciro el persa liberó a los cautivos de Israel para reestablecer su
tierra (Esd.1:1-4) y alrededor de cincuenta mil regresaron de Babilonia. Ellos
inmediatamente comenzaron a reedificar el templo (Esd.3:1-13; Esd.4:1-5), pero
la oposición de vecinos, seguida por indiferencia desde adentro, hizo que la
obra fuera abandonada (Esd.4:24). Dieciséis años más tarde (Esd.5:1-2),
Zacarías y Hageo fueron comisionados por el Señor para motivar al pueblo a
reconstruir el templo. Como resultado, el templo fue terminado cuatro años más
tarde en el 516 a.C. (Esd.6:15).
Temas históricos y teológicos
Zacarías
se unió a Hageo para despertar al pueblo de su indiferencia, retándolos a
volver a comenzar la reconstrucción del templo. El propósito primordial de
Hageo fue reconstruir el templo; su predicación tiene un tono de reprensión por
la indiferencia del pueblo, el pecado y la falta de confianza en Dios. Él fue
usado para comenzar el avivamiento, mientras que Zacarías fue usado para llamar
al pueblo al arrepentimiento, reafirmándole bendiciones futuras. Zacarías buscó
alentar al pueblo a edificar el templo a la luz de la promesa de que algún día
el Mesías vendría a habitarlo.
El
pueblo no solo estaba edificando para el presente, sino con la esperanza futura
del Mesías en mente. Él alentó al pueblo, aún oprimidos por potencias gentiles
(1:8-12), con la realidad de que el Señor recuerda sus promesas de pacto con
ellos y que Él los restauraría y los bendeciría.
Este
"Apocalipsis del AT" como se le llama con frecuencia, se relaciona
tanto a la acción inmediata de Zacarías como también al futuro. Esto emana en
la estructura de la profecía misma, debido a que en cada una de las tres
secciones principales, el profeta comienza históricamente y después avanza al
tiempo del Segundo Advenimiento, cuando el Mesías regrese a su templo para
establecer su reino terrenal. El profeta le recordó al pueblo que el Mesías
tenía un compromiso tanto a corto como a largo plazo con ellos. De esta manera
las palabras del profeta eran "buenas palabras, palabras
consoladoras" (1:13) tanto para los exiliados del día de Zacarías como
también para el remanente del pueblo escogido de Dios en ese día futuro.
Este
libro es el más mesiánico, apocalíptico y escatológico en el AT.
Primordialmente, es una profecía de Jesucristo, enfocándose en su gloria venidera
como un medio para consolar a Israel (1:13; 1:17). Mientras que el libro está
lleno de visiones, profecías, señales, visitantes celestiales y la voz de Dios,
también es práctico, lidiando con asuntos tales como el arrepentimiento,
cuidado divino, salvación y vida santa.
La
profecía estaba pronta a estar en silencio por más de cuatrocientos años hasta
Juan el Bautista, entonces Dios usó a Zacarías para traer un brote rico y
abundante de promesa para el futuro para sustentar al remanente fiel a través
de esos años de silencio.
Retos de interpretación
Hay
dos pasajes dentro de la profecía que presentan dificultad de interpretación.
En 11:8, afirma que el Buen pastor destruyó "a tres pastores en un
mes". Para muchos comentaristas, los
judíos habrían entendido la identidad de estos pastores sin mayor referencia. La
posición de interpretación correcta los identifica como tres órdenes de
líderes: los sacerdotes, ancianos y escribas de Israel. Durante su ministerio
terrenal, Jesús confrontó la hipocresía de los líderes religiosos de Israel,
despojándolos con fuertes denuncias, seguidas por la destrucción de la nación
entera en el 70 d.C. Desde su venida, el pueblo judío no había tenido otro
profeta, sacerdote o rey.
Bastante
discusión también rodea la identidad del individuo que poseía "heridas en
tus manos" (13:6). Algunos lo han identificado con Cristo, las heridas
supuestamente se refieren a su crucifixión. Sin embardo en el contexto es una
referencia a un falso profeta (13:4-5) quien fue herido en su adoración
idólatra. El celo por el Señor será tan grande en el reino del Mesías que los
idólatras harán todo intento por esconder su verdadera identidad, pero sus
cicatrices serán la evidencia obvia de su iniquidad.
Bosquejo
I.
Llamado al arrepentimiento (1:1-6)
II.
Ocho visiones de noche de Zacarías (1:7 - 6:15)
A. Hombre entre los árboles de mirra (1:7-17)
B. Cuatro cuernos y cuatro carpinteros (1:18-21)
C. Hombre con cordel de medir (2:1-13)
D. Limpieza del sumo sacerdote (3:1-10)
E. Candelabro de oro y dos árboles de olivo (4:1-14)
F. Rollo volante (5:1-4)
G. Mujer en el efa (5:5-11)
H. Cuatro carros (6:1-8)
I. Coronación de Josué el sumo sacerdote (6:9-15)
III.
Cuatro mensajes de Zacarías (7:1 - 8:23)
A. Pregunta del ayuno (7:1-3)
B. Cuatro respuestas (7:4 - 8:23)
1. Reprensión por motivos equivocados (7:4-7)
2. Arrepentimiento requerido (7:8-14)
3. Restauración de favor (8:1-17)
4. Ayunos se vuelven fiestas (8:18-23)
IV.
Dos cargas de Zacarías (Cap. 9-14)
A. El rechazo del Mesías en el primer advenimiento (Cap. 9-11)
B. La aceptación del Mesías en el segundo advenimiento (Cap.
12-14)
Comentarios
Publicar un comentario