Nahum 3

El Señorío de Dios


Nah 3:5  Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos, y descubriré tus faldas en tu rostro, y mostraré a las naciones tu desnudez, y a los reinos tu vergüenza. 

En este capítulo el profeta Nahum afirma que la destrucción de Nínive fue justa y merecida, y reitera tres cargos en su contra (v.1; 4; 8-10), seguidos por las consecuencias del caso (2-3; 5-7; 11-19).

Los vv. 2-4 describen una batalla en contra de Nínive. No hay ningún pasaje en la literatura hebrea que sobrepase a esta en su vívida descripción. La descripción de Nínive como ramera sin duda hace referencia a la idolatría realizada en lo oculto y relacionada con hechicerías. El profeta introduce en estos versos la expresión propia del Dios de Judá, “Jehová de los Ejércitos”, con la que señala la intervención de Jehová en estos acontecimientos como parte de su plan para el mundo.

Para el cristiano de hoy se levantan preguntas como: ¿Puede un Dios de amor hacer esto? El profeta Nahúm responde que sí. El Dios de Judá es el mismo de hoy y es por amor que Él no tolera la maldad, es por amor que no permitirá que imperios se enseñoreen sobre los demás pueblos pequeños conduciéndolos a la perdición. Ahora Dios hará manifestar que es realmente Nínive y todos podrán ver su vergüenza (vv. 5-7).

En los vv. 9-10, el profeta compara a Nínive con la ciudad egipcia de Tebas, ciudad de mucho poder por su posición estratégica para el comercio, y ante la cual otros pueblos llegaban para pedir ayuda creando una dependencia ruinosa para sus pobladores. Tebas era considerada como una gran obra de arquitectura y era llamada “Ciudad de dios”, y era el centro de adoración de Amón. Además tenía relativamente buenas relaciones con sus vecinos. No fue una ciudad que se conocía por su violencia despiadada. Tebas era considerada como más poderosa que Nínive y sin embargo terminó en cautiverio.

De la misma que Tebas, Nínive terminaría peor, pues su situación era comparada con la de una prostituta (vv. 4-7) que basaba su poder en la seducción y el engaño ofreciendo placeres pasajeros, y que fue colocada ante el público en ridículo en un espectáculo burlesco para quienes lo observaban. Allí se darían cuenta de que su belleza era fantasía y apariencia, por lo cual serían desengañados y nadie se compadecería de ella. Esta imagen mostraba la debilidad y fragilidad de Nínive, a tal punto que aquella ciudad dominante y exótica se escondería por causa del enemigo (v. 11). Nada se supo de la ubicación de Nínive hasta 1842 d.C.

En los vv. 12-13 Nahum emplea una serie de metáforas para recalcar que las defensas fuertes de Nínive serían superadas con facilidad. Sus murallas serían como fruta madura que cae con la más leve sacudida, y sus batallones caerían como mujeres debilitadas.

No todo el pueblo de Nínive era beneficiario de las conquistas y los éxitos comerciales de Nínive. La diferencia entre los que gobernaban y el pueblo se nota en la descripción del profeta sobre la destrucción, ya que menciona grupos socioeconómicos específicos y de importancia para la estructura del imperio, por ejemplo mercaderes (v. 16), oficiales (v. 17) y pastores (v. 18). El caos producido por el ataque a Nínive, daría como resultado la huida del pueblo sin dirección, padeciendo las consecuencias del derrumbamiento de un poder que si bien ayudaron a construir con su trabajo y complicidad, no eran sus principales beneficiarios.

En el v. 16 el profeta ofrece más claridad sobre el carácter de los ninivitas, al usar la figura de las langostas que eran normales en esa época. Aunque es aplicada a los estragos producidos por el ejército invasor, el profeta las usa para describir la rapacidad de los ninivitas (v. 16); había una gran cantidad de mercaderes, escribas y contadores que se amontonaban diariamente para sostener la marcha del sistema financiero de Nínive, pero como las langostas se dispersan cuando el sol calienta sobre ellas; así huyeron los mercaderes de Nínive cuando llegó el ataque de sus enemigos.

Nahúm termina siendo enfático en el carácter irreversible de la venganza de Jehová sobre Nínive y Asiria, el imperio (v. 19). En esta ocasión no había remedio, ni posibilidad de arrepentimiento, todos se burlarían y habría alivio para quienes padecieron la maldad de Asiria. Nahúm terminaría expresando la desaparición de Nínive, con lo cual se convierte en un mensaje de esperanza para aquellos que padecieron la opresión de un imperio que no duraría para siempre, pues Jehová de ninguna manera dará por inocente al culpable. Nínive desapareció, literalmente, en el 612 a.C.

Conclusiones

Nahúm ofrece a los lectores cristianos en el día de hoy varias enseñanzas que pueden servir de iluminación para situaciones en las que no se presentan respuestas claras o evasivas.

1. Dios es justo y desea que la justicia exista entre todos los seres humanos; por esa razón cualquier intento de gobierno o nación alguna que se enseñoree sobre otros convirtiéndolos en colonias abastecedoras para la producción de sus riquezas, es rechazado por Jehová, quien es Dios Vengador y que en su tiempo hará justicia definitiva sobre aquellos que se han levantado para hacer mal contra él.

2. Dios es fiel al pacto hecho con su pueblo y dicha fidelidad no depende de la actitud de sus seguidores ni actúa de manera retributiva, sino que por su buena voluntad y su misericordia es consecuente con sus propósitos salvadores, por lo tanto no permitirá que los poderosos permanezcan indefinidamente creyendo que no hay Dios y haciéndose a sí mismos dioses.

3. Dios es soberano sobre todos los reinos de la tierra, por esta razón él interviene en los hechos que cambian la historia de opresión y sufrimientos que pueblos enteros han padecido. Sus acciones están estrechamente relacionadas con su propósito eterno. En su soberanía Dios no es arbitrario ni caprichoso, por el contrario, sus acciones dejan ver la santidad, la justicia y el amor que le son característicos.

4. Dios es directo en sus juicios, cuestiona la legitimidad alcanzada por gobiernos injustos que han edificado imperios sobre la sangre de los débiles, que sus estructuras y organizaciones han alcanzado tal estabilidad que son consideradas por ellos mismos y por otros como eternas. Jehová en su tiempo demuestra la futilidad de dichas estructuras, lo inútil de sus logros, porque no han correspondido con la existencia de la paz tan anhelada por los pueblos.

5. La voz del profeta Nahúm es un grito anhelado por aquellos que confían en Jehová, aquellos oprimidos que creen en la acción del Dios celoso y vengador contra los que maquinan el mal creando condiciones difíciles para la verdadera comunión entre los hombres y de estos con Dios; es un grito de esperanza que no puede dejarse pasar inadvertido, pues el anuncio de Nahúm fue verificado históricamente en la destrucción de Nínive, confirmando así la fe en la actuación de Jehová en la historia.

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