Nahum 2

La destrucción de Nínive

Nah 2:1  Subió destruidor contra ti; guarda la fortaleza, vigila el camino, cíñete los lomos, refuerza mucho tu poder. 

Después del preámbulo de la venganza de Dios, Nahúm se dedica a describir vívidamente las consecuencias de la venganza justa de Dios, e históricamente sitúa esta acción en el sitio a Nínive, la cual fue destruida en el año 612 a.C. cuando cayó ante las fuerzas combinadas de medos y babilonios. El caos caracteriza la derrota de Nínive.

La ciudad padeció el asedio desde el año 616 a.C. Esta porción describe eventos que señalan lo terrible de su destrucción. El destructor fue sin duda babilonia y sus aliados. Asiria que había destruido, literalmente “desparramado” todo que se le puso por delante, ahora era destruido. Sus baluartes que lo hicieron famoso, ahora estaban en contra de ellos. Padecían lo que habían hecho padecer. El sarcasmo del profeta era claro, la destrucción se aproximaba. Cuando se nombra baluarte, se está refiriendo a las estrategias de guerra que usaban para tomar las ciudades fortificadas. Hacían grandes terraplenes por donde subían los invasores, mientras los sitiados debían hacer algo parecido para poder frenar a sus enemigos. Nada de esto tenia ahora valor, pues Jehová estaba vigilando el bienestar de su pueblo (v. 2).

Los vv. 3-5 describen la presencia aterradora de los medos y los babilonios, quienes tenían la costumbre de pintar sus escudos y armaduras de color rojo, o las recubrían con cobre. Esto lo hacían por dos razones: amedrentar a los enemigos o cubrir sus heridas para no dar ninguna ventaja sicológica al enemigo. La descripción es muy vívida, al mismo tiempo que aterradora.

El v. 6 trata la gran astucia de los invasores, quienes tomaron posesión de las compuertas que controlaban el caudal del río Chaser que atravesaba la ciudad. Los medos y babilonios dejaron ir todo el caudal del río para así inundar la ciudad.

En la destrucción de Nínive se muestran los elementos que simbolizaban la seguridad para ellos. El v. 7 dice “así…la reina será sacada y llevada en cautividad…” Aunque no hay pruebas de que esta reina existiera, se afirma que ella fue desnudada y llevada al cautiverio…”. Sea como fuese, lo cierto es que describe la derrota completa para Nínive. Seguidamente el profeta compara a Nínive con un estanque que se desborda y no puede ser detenido (v. 8). La destrucción iba a ser completa, y la ruina también. Desolación, devastación y destrucción… (v. 10) iban a ser el resultado de la acción de los invasores y esto creaba pesimismo y desesperación en quienes confiaban en el poderío de Nínive.

Esta ciudad era un centro de riqueza y comercio, la gente estaba unida por la oportunidad de búsqueda de riquezas, pero ahora que su dios había fallado los habitantes desfallecerán, temblaran, se estremecerán y palidecerán.

La comparación que utilizó el profeta (vv. 11-12) sirvió para destacar la ferocidad de Nínive en su actitud conquistadora hacia otros pueblos que eran como presa para alimentar a sus cachorros. Sin embargo, la misma comparación de Nínive con unos leones que desaparecerán por la destrucción, da a entender que por muy poderosos que fueran en su guardia, de ellos no quedaría señal alguna. La pregunta del profeta ¿Dónde está, pues, la guardia de los leones y la cueva…? (v. 11) es irónica y confirma el mensaje del profeta de que ante el Dios vengador ¿Quién resistirá delante de su ira?

Nahúm entiende los sucesos históricos que beneficiaron al pueblo de Judá como obra del ¡Dios celoso y vengador...!. Dicha convicción es un ejemplo para los que sufren opresión y confían en Dios. Pues al ser la historia el escenario de la acción de Dios, Él no dejará pasar para siempre las acciones de maldad realizadas por aquellos que confían en sus ejércitos y hacen de las débiles presas que alimentan su estabilidad y predominio sobre el mundo.

Seguidamente el profeta destaca la presencia de Jehová en todos estos acontecimientos. Jehová es poderoso y soberano por encima de cualquier imperio. Aquí es presentado como el que está contra Nínive para hacer justicia de todos sus agravios (v. 13). Luego del sarcasmo de los vv. 11-12, en el v. 13 está la respuesta clara por parte de Dios. Nínive será retribuida exactamente como lo que hacía, pero mucho más, nunca más se oirá de los que iban a las diferentes naciones oprimidas por ella para llevar mensajes, que por lo general eran malas noticias. La voz opresora ya no se oirá más.

Dios le dio al pueblo de Nínive una oportunidad de arrepentimiento, lo que aceptaron después de escuchar a Jonás. Pero ahora volvieron a su pecado y sus consecuencias los estaban destruyendo. Existe un punto en que tanto personas como ciudades y naciones no pueden volver atrás; Asiria traspasó ese punto. Debemos advertir a otros para que se arrepientan mientras aún hay tiempo.

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