Filemón 1

El cambio social del hombre

Flm 1:3  Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo

Pablo no se presenta como apóstol, ni hace referencia a su autoridad, ni vindica su enseñanza. Solo se presenta como prisionero de Cristo Jesús (v. 1) por causa de su labor en la expansión del evangelio. Pablo solo ve en este hecho, sus prisiones, la mano de Dios y deja el asunto de su autoridad y gentileza de ser escuchado, en manos de Filemón. La mención de Timoteo era una cortesía de Pablo ya que era conocida por los hermanos a quienes iba dirigida la carta.

Filemón era un nombre no muy conocido en el NT; Era un gentil que vivía en la ciudad de Colosas (Col.4:9, Col_4:17). Por su estrecha conexión entre los nombres de Apia y Arquipo es posible que ella fuera su esposa y éste el hijo de ambos. Era un convertido por el ministerio de Pablo (vv. 8-9). La iglesia se reunía en su casa (v. 2). Era caritativo y dado a la hospitalidad para con otros (vv. 5-6) y Pablo lo tenía en gran estima, pues lo llama amado y colaborador nuestro (v. 1).

Pablo, Filemón y Onésimo eran personajes con un profundo significado social. Cada uno de ellos había enfrentado las exigencias del cristianismo desde un trasfondo diferente. Pablo fue un  judío de la dispersión que avanzó en el judaísmo, adelantando a todos sus contemporáneos. Filemón era un prominente gentil asiático. Onésimo era la más despreciable de todas las criaturas, un esclavo fugitivo. Se encontraron de pronto unidos por el evangelio de Cristo. Fue en esta unidad que Pablo buscó una solución al problema presentado por la relación de Onésimo y Filemón.

Ni Pablo ni los demás escritores del NT promovieron la abolición de la esclavitud. Esto hubiera sido un acto suicida en ese momento del mundo antiguo. En su lugar, Pablo hace repetidas exhortaciones a la práctica del amor cristiano. Filemón no actuaría por obligación que tuviera con Pablo, sino siempre motivado por el amor cristiano. La libertad de la esclavitud, como toda otra libertad, tiene que nacer del corazón de hombres inspirados por Cristo. Bajo este impulso, la esclavitud al final tenía que morir.

Apia (v 2) se ha sugerido posiblemente era la esposa de Filemón y Pablo dirige su carta a ella también, pues sin duda habría de ejercer enorme influencia en la decisión de su esposo sobre el motivo de la carta. Es lo mismo que cualquier pastor escribiría al referirse a la esposa de un hermano miembro de su iglesia: “Saludos para usted y la amada hermana...” La influencia que una esposa cristiana puede tener sobre las decisiones de su esposo es de incalculable valor.

En cuanto a Arquipo algunos creen que era hijo de Filemón y Apia, mientras otros piensan que pudo haber sido el pastor de la iglesia a la cual estaba asociado Filemón. Al mencionarlo, Pablo está preparando el terreno para que todos den la bienvenida a Onésimo. La iglesia que está en tu casa. La casa de Filemón se encontraba en Colosas, ciudad de Frigia.

Gracia a vosotros y paz (v. 3) es un saludo característicamente paulino, y el término “nuestro Padre” establece la base sobre la cual se edificaba la relación entre aquellos hermanos y Pablo. Todos eran hijos del mismo Padre y por lo tanto miembros de la misma familia espiritual.

El uso la forma personal y posesiva “mi Dios” (v. 4) expresa que Pablo mantiene presente en su pensamiento el pacto de fidelidad debido a Dios. Es una confesión de gracias por las bendiciones recibidas y por las relaciones fraternales que puede sostener con otros cristianos. Es motivo de felicidad el darnos cuenta como los creyentes tienen el privilegio de venir delante de Dios con sus oraciones y peticiones. Seguidamente Pablo da gracias a Dios y recuerda en sus oraciones al amo de Onésimo por el amor y la fe que tiene en su corazón.

Un amo o patrón cristiano se interesará no solamente por el bienestar físico y material de sus empleados, sino también les dará comunión (v. 6) de su fe para con el Señor Jesús. Ciertamente muchos empresarios y administradores cristianos hoy en día han intentado hacer esto, y lo han logrado con apreciable éxito, pero otros, por la negación de su fe a través de sus acciones injustas y deshonestas, no han logrado hacer partícipes de su fe a otros ni provisto el conocimiento de todo el bien que un hombre puede obtener en Cristo Jesús.

Lo que Pablo y sus compañeros de prisión habían oído probablemente por intermedio de Épafras les daba consuelo y esperanza de que el esclavo que ahora volvía arrepentido fuera bien recibido. El término confortados (v. 7) significa compasión, simpatía, misericordia, esto es, el afecto directo hacia otras personas. La base de este profundo sentimiento hacia los santos es el amor que Filemón poseía hacia Dios por medio de Cristo Jesús. La expresión “oh hermano” habla del sentimiento del Apóstol hacia Filemón tanto como el colocarse ambos como hijos de un mismo Padre, además era el preámbulo para la intercesión que a continuación iba a expresar (v. 8).

Seguidamente Pablo hace una cuidadosa intercesión en favor de Onésimo. Pablo insinúa que por su autoridad apostólica y por sus relaciones de padre espiritual (v. 9), puede pedir de Filemón lo que moralmente conviene, o decirle lo que debía hacer en este caso. Es como si Pablo estuviese diciendo: “Tengo el derecho de hablar para pedirte algo.” Sin embargo dice no habla como un Apóstol, sino como un amigo que suplica un favor de otro amigo.

“Intercedo ante ti en cuanto a mi hijo Onésimo, a quien he engendrado en mis prisiones” (v. 10). Pablo no presenta ninguna excusa a favor de Onésimo. Admite que era alguien que no le sirvió para mucho en el pasado (v. 11), pero a él le era de utilidad en el presente, al punto de llamarlo “hijo espiritual”. El que había sido un fariseo, un exclusivista judío, ahora habla a favor de un gentil y  esclavo, sin valor para la sociedad romana, ahora como de un hijo.

El nombre Onésimo quiere decir “góceme yo de ti”. Fue su encuentro con Cristo el que lo llevó a transformar su filosofía de vida, le cambió de ser un fugitivo, sin motivos para gozarse e inútil, en un hombre que buscaba la vindicación de sí mismo y el correlacionar su nueva profesión de fe con la vida práctica. Es posible que el nombre de Onésimo en la mente de Filemón le producía indignación y rabia. Pablo, le reafirma que Onésimo le era útil a él.

Con tal recomendación no es difícil imaginar la prestancia y el nuevo concepto de servicio que aprendió Onésimo. Sin duda estaba dispuesto a dar a Filemón el mismo cuidado y atención en servicios que voluntariamente había prestado a Pablo.

En el v. 12 afirma “te lo vuelvo a enviar”, es decir, que lo está enviando físicamente, pero también que estaba poniendo en sus manos el destino y la vida misma de Onésimo. Devolver a Onésimo era para Pablo separarse de algo muy apreciado para él. Onésimo había llegado a ser parte de su misma vida.

En el siglo I, el esclavo se veía como una herramienta de trabajo. "Hay tres clases de herramientas para el campo, las silentes (arados y carretas), las inarticuladas (el buey y la mula), y las que hablan (esclavos)." Así se refería Cato (historiador) a la condición de los esclavos entre los romanos.

La esclavitud formaba parte integral de muchas culturas antiguas, pero alcanzó su nivel más alto al inicio y durante el Imperio Romano. Al comienzo del primer siglo, los esclavos llegaron a ser la mitad de la población. A finales del mismo siglo la ciudad de Roma tenía 400.000 esclavos, una tercera parte de la población. Un hombre rico podía tener tantos esclavos que ni siquiera llegaba a conocerlos a todos. Las campañas de César Augusto abastecían miles de esclavos, creciendo así rápidamente la esclavitud como institución.

Algunas veces, por necesidad una persona podía ofrecerse a sí misma en esclavitud para pagar una deuda. Se podían dar los hijos en esclavitud. En el mercado, los esclavos eran vendidos o cambiados por otros esclavos, por ganado o por otra propiedad. Un regalo muy común entre familiares y amigos era un esclavo. Podían darse en herencia. Muchos esclavos lo eran desde su nacimiento. A aquellos que resultaban saludables y fuertes se les casaba con esclavas de las mismas características para buscar el mejoramiento de la especie.

La ley romana daba a los amos completo poder sobre la vida y muerte de sus esclavos. Un esclavo no podía tener propiedades; él mismo era una propiedad. Aun si hubiera podido adquirir bienes, legalmente todo pertenecía a su amo. No existía el matrimonio entre los esclavos, solamente la cohabitación. Las parejas se unían o separaban a voluntad de los amos. En el campo se castigaban las ofensas racionando la comida, con trabajo adicional, multas y cárcel. Azotar a los esclavos era cosa común, así como marcarlos con hierros al rojo vivo.

Pablo no solamente enviaba a Onésimo, éste iba de retorno por su propia voluntad. Un esclavo, un ladrón que retorna por su propia voluntad a su patrón del cual huyó sin saber la clase de recepción que recibiría. Recordemos que según las leyes de la época se imponía que Onésimo debía volver a su amo y que éste podía hacer con su esclavo lo que bien le pareciera, desde someterlo a severos castigos hasta quitarle la vida. Si bien para Pablo era un gran sacrificio separarse de una parte de sí mismo, demandaba para Onésimo un alto riesgo. Sin embargo, su nuevo concepto de la vida y su nuevo concepto de relaciones interpersonales le urgían a volver a la casa de Filemón.

En el v. 13 Pablo afirma “yo deseaba retenerlo conmigo”. Esto no era un deseo egoísta por parte de Pablo, pues declara que tenía propósitos definidos hacia Onésimo. Lo necesitaba, requería sus servicios; había cosas que Onésimo podía hacer para Pablo que ninguna otra persona podía haber hecho. Pablo siempre aclaró el motivo por el cual se encontraba en la prisión y lo consideró como el resultado de su apostolado por el evangelio, como bien lo dijo: Mis prisiones por la causa de Cristo han sido conocidas.

A pesar del deseo claramente revelado de Pablo de retener a Onésimo, no lo haría sin el consentimiento de Filemón. En efecto dice, “sin tu consentimiento no quise hacer nada“(v. 14). Pablo quería decir: “Yo hubiera querido retener a Onésimo conmigo, pero tuve duda y así resolví definitivamente enviártelo.”

La libertad de la esclavitud era posible por diferentes medios. Había esclavos a quienes se les alquilaba una parte de tierra para que la cultivaran; cuando obtenían ganancias podían comprar su libertad. Al mismo tiempo que el amo daba libertad a un esclavo, con la paga compraba otro y aparte obtenía ganancias. Los esclavos confiables eran dejados en libertad al volverse viejos o enfermar. En ocasiones, el amo en su lecho de muerte concedía la libertad a algunos esclavos como un último gesto de nobleza.

La pregunta que se hacen con más frecuencia es: ¿Por qué el Nuevo Testamento no condenó la esclavitud? Algunos contestan que los cristianos primitivos esperaban el regreso inminente de Cristo y consideraban que no era necesario desafiar la institución de la esclavitud. Los esclavos eran atraídos por el evangelio, ya que en ella adquirían un nuevo sentido de dignidad y autoestima. Al pertenecer al cuerpo de Cristo, el esclavo consideraba que su posición quedaba en plano secundario. En Cristo, el esclavo era libre.

Pablo exhortaba a los amos cristianos a ser considerados y a los esclavos a ser obedientes (Ef.6:5-9; Col. 3:22-4:1). En su carta a Filemón, Pablo le pidió que recibiera a Onésimo ya no como a un esclavo, sino más que esclavo, como a un hermano amado (v. 16). Para que tu bondad no fuera como por obligación, sino de buena voluntad (v. 14). Pablo podría haber mantenido a Onésimo con él y justificar su proceder en la convicción de que Filemón aprobaría tal conducta. Sin embargo, no lo hace, actúa como todo un honesto caballero cristiano, entrega lo que no le pertenece y debe devolver.

Pablo propone la posibilidad de la intervención de la Providencia en la fuga de Onésimo (v. 15). Afirma que Dios es quien ha ordenado tales circunstancias para el cumplimiento de su voluntad y designio. Dios puede tornar las situaciones adversas de nuestra vida para llevar adelante su propio plan. “Para que lo recibas ahora para siempre”. Filemón había perdido un esclavo, pero ahora recibe más que un esclavo, recibe a un hermano amado... tanto en la carne como en el Señor (v. 16). Eso es recibir muchísimo más que cualquier cantidad de dinero. Aunque Pablo no hace un pedido formal de libertad para Onésimo, ni siquiera porque ahora es un cristiano, sí sugiere que las relaciones entre el obrero y el patrón deben ser radicalmente modificadas.

“Si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo” (v. 17), como a un amigo íntimo, como a uno con igualdad de intereses, objetivos y esperanzas en el evangelio. Pablo, por así decirlo, arriesga su amistad con Filemón al hacer suya la situación de Onésimo. El precio que un hombre debía pagar con tal de mejorar las relaciones entre otros hombres no se puede cuantificar; por ello son un imperativo  las palabras del Maestro: nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos (Jn.15:13).

En los vv. 18-19 surgen las palabras de Pablo “yo te lo pagaré”. Pablo se ofreció a pagar cualquier restitución que fuera necesaria para que Onésimo se reconciliara con Filemón, y así siguió el ejemplo de Jesús quien pagó el precio para reconciliar a los pecadores con Dios. Filemón debía a Pablo algo mucho más grande que la deuda material que Pablo se ofreció a pagar, puesto que Pablo lo había llevado a la fe salvadora y esta era una deuda que Filemón jamás podría pagar.

Al perdonar a Onésimo, Filemón contribuía a mantener la unidad en la iglesia de Colosas y traería mucho gozo al apóstol encadenado. (v. 20). Las palabras sabiendo que harás aún más de lo que digo del v. 21, son una velada expresión de que Pablo esperaba que Filemón liberara completamente a Onésimo. En el v. 22 “Prepárame también alojamiento”, Pablo esperaba y deseaba que en respuesta a las oraciones de la iglesia que se reunía en la casa de Filemón podría visitarles. Si tal deseo se cumplió o no es difícil saberlo.

El apóstol termina la carta con la salutación final: “te saludan... mis colaboradores (vv. 23-24). Deseaba ser totalmente honesto. Epáfras, pastor de la iglesia en Colosas que por esos días visitaba a Pablo, es designado como mi compañero de prisiones por Cristo Jesús. Aristarco también es llamado prisionero conmigo (Col.4:10), mientras que aquí se le denomina como parte de los colaboradores del Apóstol.

Otros compañeros a quienes Pablo deseaba dar crédito por sus labores: Marcos, primo de Bernabé (Col.4:10), el compañero de Pablo en el primer viaje misionero. Demas es también mencionado en Col.4:14 y 2Ti.4:10. Lucas, el autor del Evangelio que lleva su nombre y del libro de Hechos, quien fuera médico y compañero fiel del Apóstol (2Ti.4:11).

La frase “la gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu” (v. 25). Pablo deseaba lo mejor para todos. Era su bendición pastoral para todos sus amigos y expresaba el deseo de que la gracia de Cristo abundara en la vida de aquellos que habían sido salvos por la fe en Jesucristo.

Conclusión

El valor social de la epístola de Pablo a Filemón consiste en que presenta la actitud del cristiano hacia las relaciones obrero-patronales y hacia todas las instituciones no cristianas.

El cristianismo no es un movimiento político y por lo tanto no es antagónico con las formas de gobierno, aunque trata de hacer llegar hasta ellos la justicia y el reconocimiento de los instrumentos del gobierno en las manos de Dios.

El cristianismo no es revolucionario compulsivo, más bien es transformador en sus métodos de cambio social.

Cristo es la fuerza transformadora más efectiva en el corazón del hombre que el mundo ha conocido jamás.

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