OSEAS 11 – Ps Jose Guerrero

¿Pecado del hombre o amor de Dios?

Ose 11:1-2 Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían sahumerios. 

Este capítulo muestra un paralelo a 2:2–23. Sin embargo, en este caso no es un asunto de pareja, sino que ahora se trata de un juicio contra un hijo rebelde. Como en el cap. 3 se ofreció una invitación de reconciliación en un matrimonio roto, este pasaje también ofrece la posibilidad de una reconciliación entre el padre y el hijo. El profeta nunca niega la realidad del pecado ni su efecto, sin embargo, el profeta declara que el amor divino es más poderoso que el pecado. El amor de Dios al fin triunfará.

Dios inicia el juicio recalcando su bondad como padre (v. 1). Desde los días cuando  Israel era solo un niño, lo amó y lo llamó como hijo. Los verbos, amar y llamar, son del vocabulario hebreo de la doctrina de elección. Oseas usa las tradiciones del éxodo para hablar del hecho que Israel fue elegido por Dios. Amar subraya la libertad y la gracia de Dios en escogerlo. La elección trae una demanda de fidelidad. Israel habia sido llamado como un hijo. Este llamamiento no es un simple privilegio, sino que es una comisión al servicio.

El yo del v. 3 es enfático. Dios sigue mostrando que es un buen padre. En realidad, en Israel era más una tarea de la madre, el enseñar al hijo a caminar y curar sus heridas. En el v. 4 se usa la metáfora de Dios como una madre. Dios muestra los lazos del amor familiar en levantar el bebé a su mejilla e inclinarse a él para alimentarlo.  Oseas enfatiza que no es por negligencia o descuido paternal que el hijo era rebelde. Israel tenía la culpa. Resiste toda autoridad, se va y no reconoce la soberanía del Padre.

La sentencia se pronuncia en los vv. 5-7: “…volverá a la tierra de Egipto, y el asirio será su rey; porque no quisieron volver a mí”. Por eso sería castigado por medio del destierro. Egipto serviría como el símbolo de la esclavitud para Israel, y su realidad se encontraría en la persona del rey de Asiria, Salmanasar V.

Hay un cambio con los vv. 8-9. No obstante, sigue el juicio familiar. El cambio es solo que el padre no tenía el propósito de procurar el ajusticiamiento de su hijo, sino que buscaba su corrección. Siempre, el padre es amor. Dios expresa su tremendo amor para con la humanidad y aquí dice: “…no volveré para destruir a Efraín,…”. Esta declaración no significa que Dios cambió su opinión y que ahora no habría un juicio.

Igual como Sodoma y Gomorra, tal destrucción será completa, sin esperanza de nueva vida. Mas el fin del reino del Norte, Israel, no era el fin del pueblo de Dios. Dios no es un hombre, sino Dios. Su propósito es firme, y su capacidad para realizarlo es infinita.

Los vv. 10 y 11 describen la realización del propósito de Dios. Por eso, podemos decir que describen el futuro escatológico. La escatología del libro de Oseas es una escatología profética y no apocalíptica. En vez de ver un tiempo cuando este mundo y su historia terminarán, Oseas contempla una nueva época de la historia del mundo cuando Dios vendrá y cumplirá perfectamente su voluntad. Algún día, el pueblo de Dios va a serle fiel y seguirlo. Puede ser que uno no oiga la voz de su padre, pero en aquel tiempo Dios rugirá como león (v. 10).

Seguidamente se expresa la frase “dice Jehová” (v. 11) o “Oráculo del Señor”. Así se da término a la sección que inició en 4:1: “Oíd la palabra del Señor”  y termina con el énfasis en que todo lo expresado ha sido la Palabra de Dios.

Comentarios

Entradas populares