Joel 1 – Ps Jose Guerrero
Una gran devastación
Joel 1:15 ¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso.
El profeta describió el Día
del Señor en su propio tiempo. La tierra había sufrido una devastación a causa
de una plaga de langostas y de la sequía. Los detalles de la calamidad
(vv.2-12) van seguidos por llamados al arrepentimiento y la reforma de todos
los miembros de la comunidad (vv. 13-20).
El v. 1 nos ofrece
información del profeta Joel, cuyo nombre significa “Jehová es Dios”. Seguidamente
da el nombre de su padre: Petuel, su lugar de procedencia, probablemente Judá.
Lo importante de es el hecho de esta profecía, era que la palabra que vino a
Joel tenía única fuente al Jehová, el Señor.
Los primeros versículos en
esta sección (vv. 2-4) son un llamado para que el pueblo perciba el mensaje, y
por lo mismo reaccione ante la gran devastación que había ocasionado la plaga de
langostas. Los ancianos pudieran ser los líderes del pueblo, responsables de
“interpretar” los eventos. Ellos eran los guardianes de las tradiciones y la
historia (v. 3).
El pueblo debía prestar
atención a lo que estaba sucediendo. La expresión del v. 2; ¡nunca se había
experimentado un desastre similar!, muestra que esta devastación habría de quedar indeleblemente
plasmado en la mente y el corazón del pueblo, y seria de ejemplo para la vida posterior
(v. 3). La gravedad de esta plaga de langostas se describe en el v. 4. La
oruga, la langosta, el pulgón y el saltón son términos que “parecen referirse a
diversas fases en el desarrollo de este “insecto”, aunque algunos comentaristas
sugieren que solo son diferentes términos, para el mismo insecto.
En los vv.5-12 se muestran los
distintos grupos que se han visto afectados por esta plaga, y las pérdidas
sufridas. Seguidamente el profeta hace un llamado al pueblo, a considerar
seriamente la situación. Al mismo tiempo describe la devastación ocasionada por
la plaga de langostas. Los borrachos sufrirían de una manera especial porque se
agotaría el suministro de su placer: ¡...el mosto es quitado de vuestra boca!
(v. 5) El llamado era a despertar, para que se diesen cuenta de la amarga realidad.
En el v. 6 el término “Pueblo”
describe lo innumerable de los insectos, de su poder devastador, y del estado
patético en que habían dejado la tierra (v. 7). Los efectos de esta destrucción
se sentirían por mucho tiempo, dado que la plaga había acabado por completo las
plantaciones. En otras palabras: ¡No había quedado ni una sola hoja!
Toda la nación debía
lamentarse por tan tremenda devastación. El llamado se hace utilizando la
figura de una joven (v. 8) o novia desposada, que pierde a su marido antes de
consumar el casamiento. De ahí la señal de duelo que debía manifestarse: ceñida
de cilicio, vestidos de luto. Una de las razones principales para llevar a cabo
este lamento, era que la devastación de la tierra había interrumpido la
adoración continua en el templo, la casa de Jehová. Algunos de los ritos de
adoración requerían la ofrenda vegetal (Lev.2), y la libación de vino que
acompañaba a los sacrificios de animales (Exo.29:38-40).
La falta de ofrendas en el
templo simbolizaba el rompimiento dela comunión con Dios, por eso los
sacerdotes… estaban de duelo (v. 9). Los elementos para ofrecer sacrificios y
ofrendas a Dios eran inexistentes (v. 10). El aceite era necesario porque se
mezclaba con la harina como parte de las ofrendas vegetales.
Pero quizá el grupo que más
resentía esta situación eran los viñadores, aquellos que trabajaban la tierra.
La razón era obvia: se había perdido la cosecha del campo (v. 11). Todo el
producto de su trabajo había desaparecido, y con ello se había desvanecido la
alegría de los hijos del hombre (v. 12). La lista de productos: trigo, cebada,
vid, higuera, granado, palmera y manzano, solo era representativa de todo lo
que se había perdido, lo cual era necesario tanto para la alimentación diaria
de las personas como para los sacrificios en el templo.
En este lamento del pueblo
(vv. 13-14), los sacerdotes… servidores del altar, debían ser los líderes.
Ellos mejor que nadie podían interpretar la seriedad de no tener qué ofrecerle
a Dios (v. 13). Además, su responsabilidad incluía el ser intercesores del
pueblo delante de Dios, y de dirigir la adoración pública. El llamado era para
que los sacerdotes se entregaran a la oración ferviente a favor del pueblo. Por
otro lado, también debían convocar al pueblo y a los líderes (ancianos) a una
asamblea pública en la casa de Jehová para dedicarse al ayuno y la oración (v.
14).
El v. 15 introduce el tema
del libro: el día de Jehová. Cabe considerar algo muy importantes al respecto: En
la mente judía esta frase significaba juicio, pero en el sentido de que Dios
castigaría a las naciones paganas, actuando así en favor de su pueblo. Pero no
era de esa manera. Esta plaga era parte
del juicio divino, sin dejar de recordar el aviso de lo que pudiera ser el día
de Jehová futuro.
Los vv. 16-18 agregan otros
de los resultados de la devastadora plaga: ¡Las reservas se habían agotado! ¡No
había nada para guardar! (vv. 16-17). Aun los animales estaban sufriendo las
consecuencias. Se entiende que los problemas por venir, serian aún mayores en
el futuro cercano si los animales no sobreviven (v. 18).
El profeta une su ruego al
de los varios grupos que él había nombrado anteriormente. Su oración permite ver
que después de la plaga vino una horrible sequía: el fuego… la llama (v. 19).
Los animales no solo no tendrían comida, sino que también faltaría el agua (v.
20). La expresión brama detrás de ti, describe la desesperación de los animales
por la falta del preciado líquido que el profeta presenta como un clamor
delante del Señor. ¡Aun los animales claman por la ayuda de Dios en estos
momentos de crisis!
El ayuno es un período en que
la gente se abstiene de ingerir alimento y se acerca a Dios con humildad, dolor
por el pecado y oración incesante. En el A.T., a menudo el pueblo ayunaba
durante los momentos de crisis para poder acercarse a Dios, en arrepentimiento genuino.
El día del Señor, siempre se
refiere a algún acontecimiento extraordinario, ya sea presente (como la plaga
de langostas), en el futuro cercano (como la destrucción de Jerusalén), o al
final de la historia cuando Dios derrotará a todas las fuerzas del mal.
Sin Dios, la devastación es
segura. Los que no tienen una relación personal con Dios estarán frente a Él
sin ningún recurso. Asegurémonos de clamar por el amor y la misericordia de
Dios mientras tengamos oportunidad
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