Ez.19 - Ps Jose Guerrero

Los leoncillos y la vid.


Ez.19:2  Dirás: ¡Cómo se echó entre los leones tu madre la leona! Entre los leoncillos crio sus cachorros.

El cap. 19 de Ezequiel tiene varias características que lo hacen muy interesante. Por un lado es una “alegoría” que combina dos imágenes (leoncillos, vv. 2–9, y vid, vv. 10–14); por otro lado nos muestra un poema de lamento, cosa que se menciona en el primer y último versículo (vv. 1 y 14). Recordemos que hablar de lamento, se refiere a una lamentación fúnebre por una persona o por una cosa

Siendo un poema de lamento, también se presenta una alegoría (doble), y como hemos afirmado la clave para su interpretación está en la identificación de sus componentes. En este caso nos estamos refiriendo a la madre/leona en la primera parte, y a la vid en la segunda; además los dos cachorros, en la primera parte, y las varas fuertes en la segunda.

El v. 1 es una introducción a todo el capítulo y como tal nos presenta las siguientes características del mismo: En primer lugar, debemos mencionar que recibe una orden de parte de Dios. La orden es específicamente entonar/cantar pero con voz fuerte. Seguidamente el texto señala el tema del lamento: los gobernantes de Israel.

La primera parte del capítulo (vv. 2–9) presenta el lamento sobre los líderes en forma de la alegoría de la leona y sus cachorros. La “madre” es Judea: “una leona”, por ser cruel en cazar la presa, refiriéndose a sus prácticas paganas. Jerusalén era llamada Ariel (el león de Dios) en un sentido bueno; y Judá “cachorro de león”. Ella misma se había echado entre leones, es decir, había tenido trato con las corrupciones de los paganos vecinos, y había criado a sus hijos reales de la misma manera: completamente degenerados de la estirpe de Abraham.

En los vv. 2-4 se hace referencia al primer cachorro quien hace referencia a Joacaz (Salum), quien ascendió al trono en 609 a.C. y fue depuesto por Faraón Necao de Egipto tras haber reinado solo tres meses. (2Re.23:32-34)

En  los vv. 5–9 se nos presenta al segundo de los cachorros. Inicia hablando de la madre con una frase que necesita ser explicada: al ver que había aguardado demasiado, y que se había perdido su esperanza. Es posible que se esté refiriendo a la esperanza del regreso del que había sido llevado prisionero, por lo que tomó a otro de los cachorros para que tomara el lugar del anterior. Esto se refiere a Joaquín, quien en 597 a.C. fue llevado a Babilonia en una jaula como dice el v. 9 (2Re.24:6-15). Aunque solo reinó tres meses, fue un opresor injusto. Dios usó a Egipto y Babilonia para juzgar a estos reyes malvados. Los babilonios mantuvieron preso a Joaquín durante treinta y siete años y lo soltaron a la edad de cincuenta y cinco años.

Desde los vv. 10-14 una metáfora nueva, tomada de la vid, la principal planta que lleva fruto, así como el león lo es de los animales de presa.  Los judíos en primer término fueron plantados en Canaán para echar raíces allí. La vid hizo brotar sus ramas, como tantos cetros, que no se arrastraban sobre la faz de la tierra como muchas vides, sino que formaban ramales.

Los vv. 11-12 manifiesta que ni siquiera el poder político ni militar de los reyes de Judá podían salvarla. Como ramas de una vid, serían cortadas y desarraigadas por el "viento solano": el poderoso ejército babilónico.

Los vv. 13–14 presentan el desastre de la vid. Algunas preguntas surgen en torno a la misma: ¿Quién arrancó y derribó a la vid? Una de las respuestas puede ser el imperio babilónico; pero es más claro pensar en Dios mismo castigando a la vid, pues no consideró que su situación de abundancia, no se debía a sus logros sino al que la había colocado en un lugar especial.

¿Cuál era el lugar especial? La relación con Dios, una vez que debido a sus infidelidades (idolatría e injusticia) ellos habían quebrado el pacto y dejaron de estar junto a las aguas, por lo que debían ser arrancados; era una consecuencia de su conducta.

Como en el caso del segundo cachorro de león el v. 14 introduce la expresión la vara de sus renuevos: ¿A qué o quién se refiere? Esta es una posible referencia a Sedequías, el último rey de Judá; no solo fue el último antes de la destrucción de Jerusalén, sino que fue el que cerró la dinastía davídica.

Es interesante relacionar este capítulo con el anterior: si cada uno paga por su propio pecado, y la justicia (también el pecado) de los padres no es transferible a los hijos, aquí tenemos una aplicación a los descendientes de David. Como bien se muestra en el libro de Jeremías el llamado “pacto davídico” había ocupado un lugar importante en el pensamiento de los judíos. En este capítulo hay una aplicación en el sentido contrario, es decir al mostrar la conducta de los reyes.

Finalmente debemos considerar que la gran bendición de Israel era la relación con su Dios; era a partir de ella que podía desarrollarse. Un mensaje interesante para nosotros hoy mismo: Jesús aplicó de manera algo distinta la misma imagen (Juan 15) pero afirma lo mismo que quiere decir el profeta: “separados de mí, nada podéis hacer” (Juan 15:5).

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