Ez. 20 - Ps Jose Guerrero

"Israel"

Ez. 20:5  y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: El día que escogí a Israel, y que alcé mi mano para jurar a la descendencia de la casa de Jacob, cuando me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano y les juré diciendo: Yo soy Jehová vuestro Dios; 

A partir de este capitulo y hasta el 23 comienza la última serie de mensajes y alegorías antes del sitiado de Jerusalén. Es decir, 591 a.C. Estas profecías fueron entregadas casi un año después de la anterior que comenzó en el cap. 8.

Ante la llegada de los ancianos del pueblo para buscar palabra de Dios (vv. 1–4), el profeta inicia su mensaje con un resumen de la historia de la infidelidad de Israel (vv. 5–29). Luego pasa a considerar su estado presente (vv. 30–39), demostrando que si sus antepasados habían sido infieles, los representantes del pueblo seguían el mismo camino. Después de mirar el pasado y el presente, el profeta mira hacia el futuro (vv. 40–44), donde la purificación del pueblo llegaría después del arrepentimiento y convicción de pecado. Solo a través del juicio de Dios, se iba a lograr esa actitud del pueblo (vv. 45–48).

Los vv. 1–2 nos ubican en el tiempo del mensaje que se iba a pronunciar. La pregunta es ¿Por qué se menciona la fecha? ¿Es posible que hubiera pasado algo especial que llevó a los ancianos a presentarse delante del profeta? La respuesta puede resumirse de dos preguntas que ellos pudieron hacerse. ¿Estaban dadas las condiciones para el retorno?; y otra, ¿Es posible adorar a nuestro Dios siguiendo nuestras tradiciones aquí en Babilonia?

La respuesta (vv. 3-4) a esta consulta comienza por un lado el Señor rechazando este intento de consulta. El Señor cita: ¿A consultarme venís vosotros? La pregunta señala duda sobre la sinceridad de la consulta; realmente ¿querían consultar a Dios? Ante esa respuesta se muestra la negativa de Dios a permitirles que lo consulten.

Las tres veces que Dios alzó la mano (señal de su juramento) indicaba la solemne seriedad del propósito de Dios, de gracia para con ellos. (vv. 5-6) En estos versículos el Señor manifiesta su fiel y veraz cumplimiento de sus promesas; revelándose como “Jehová”, no como un desconocido, sino como aquel cuyo nombre les fue manifestado a través de sus promesas cumplidas.

Aunque Moisés no dio ninguna señal acerca de las idolatrías practicadas en Egipto por los israelitas. El v. 7 da a entender que por lo rápido que ellos llegaron a adoptar la adoración del becerro de oro (se parecía al buey egipcio, Apis), hace suponer que ya habían adorado semejantes ídolos en Egipto. El llamamiento de Dios por medio de Moisés era que se separasen de los ídolos y lo siguiesen a Él.

En los vv. 8-10 Dios habla en benevolencia a la forma humana de su concepción. Su degradación espiritual merecía su destrucción, “con todo, a causa de mi nombre”; no fue por méritos de ellos que hizo que saliesen de Egipto. Todo fue por el “nombre” de Dios  que se manifestó su misericordia, por encima de los pecados de ellos, sin menoscabo a su justicia, y así exhibir su gloria.

El v. 11 señala que el propósito de Dios era mostrar que si el hombre pudiera obedecer toda la ley de Dios, entonces sería justificado “por ella” (Gál.3:21); pero no puede hacerlo. Entonces necesita tener una justificación por “el Señor nuestra justicia” (Jer.23:6); y habiendo recibido así la vida, él “vive”, es decir, mantiene, disfruta y ejercita esta vida sólo en la medida que camina “en” las leyes de Dios.

En el v. 12 usa la expresión “sábados” como una señal entre mí y ellos. El termino sábados en plural hace referencia no solamente al día sábado sino a las fiestas religiosas en general (Isa. 1:13). En Éx.31:13, se afirma que los sábados tenían dos propósitos: Una señal o recordatorio del pacto entre Dios y su pueblo, con un valor didáctico para que se mantuviera por las generaciones. Además de que supieran que era Dios quien los santificaba.

Pero se rebelaron contra Dios en el desierto (v. 13). Ese era el lugar donde reinaba el terror y la muerte por todas partes, y donde era necesario depender en cada momento de su abundancia milagrosa. “Pero actué a causa de mi nombre"(v. 14). Por amor de su nombre, Dios no destruye al pueblo; pero excluyó a esa generación de la tierra prometida (vv. 15-16), en justa retribución por lo que habían practicado contra él. Depende de la posición que cada uno adopte ante Dios; pues nuestros actos serán acompañados con el correspondiente acto Divino.

En el v. 17 afirma “con todo, los perdonó mi ojo”. ¡Qué maravilloso es que Dios perdonara a semejantes pecadores! Lo explica su pacto eterno, pues su paciencia se destaca en contraste evidente con las rebeliones de ellos.

En los vv. 18-26 confirma como a los hijos de Israel se les rogó y se les advirtió de igual manera cuando estaban en el desierto (vv. 18-20). Pero a pesar de su desobediencia no fueron destruidos (vv. 21-22). Les juré en el desierto que serían dispersados entre las naciones por su desobediencia (vv. 23-24).

Les entregué a decretos injustos y leyes intolerables (v. 25).Les di leyes que no eran buenas…” Dios les permitió seguir sus propios caminos, aun cuando llevaban a prácticas injustas (tales como sacrificio de niños). Hice esto para que en su horror supieran que yo soy Jehová (v. 26).

Seguidamente en los vv. 27-38 se nombra  como los antepasados de ellos,  también insultaron a Dios, al usar cada lugar alto o cada árbol frondoso como un santuario de adoración de ídolos  (vv. 27-28).

Dice en el v. 30 ¿Os contaminaréis vosotros como ellos? Por esa razón afirma que no aceptará ser consultado por ellos (v. 31). Les recuerda que aun ellos deseando ser como las otras naciones para poder servir a la madera y a la piedra, pero eso nunca sucederá (v. 32), sino les afirma “Yo reinaré sobre vosotros y os juzgaré. Eliminaré de entre vosotros a los que se rebelan contra mí. Entonces sabréis que yo soy Jehová (vv. 33-38).

En los vv. 39-44 el Señor concluye que aun ellos (Israel) sirviendo a los ídolos, llegará el momento en se volverás a Él. Continua diciendo “toda la casa de Israel me adorará en mi monte santo (vv. 39-41) y “sabréis que yo soy Jehová cuando os traiga a la tierra de Israel (v. 42).

Sin embargo una reflexión profunda saldrá de sus mentes les surgirá cuando se percaten de su conducta pasada “Os detestaréis a vosotros mismos al recordar vuestra conducta pasada y sabréis que yo soy Jehová cuando por causa de mi nombre yo trate con vosotros (vv. 43-44).

En los vv. 46-49 Ezequiel recibe la orden de predicar al sur y al bosque del sur (v. 46), en otras palabras, este mensaje: “El Señor dice que está por encender fuego en ti. La llama será inapagable. La cara de cada uno será quemada. Ellos verán que el Señor lo empezó (vv. 47-48).”

Los oyentes de Ezequiel declaran que él está hablando en parábolas (v. 49). Como en algunas profecías, el mensaje de Ezequiel se recibía con obstinada incredulidad. Sus dichos se veían como parábolas, símbolos desagradables de lo que esperaban que sería una realidad menos desagradable. Siempre estamos ansiosos por saber lo que traerá el futuro, pero sólo si se conforma a lo que nosotros queremos. Si no lo hace, somos expertos en dar razones aún contra las señales más obvias.

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