Devocional 30 enero – Tim Keller

Almas y cuerpos 

Salmos 104:30-35 Envías tu Espíritu, son creados, Y renuevas la faz de la tierra.  Sea la gloria del Señor para siempre; Alégrese el Señor en sus obras. Él mira a la tierra, y ella tiembla; Toca los montes, y humean. Al Señor cantaré en mi vida; A mi Dios cantaré salmos mientras viva. Dulce será mi meditación en él; Yo me regocijaré en el Señor. Sean consumidos de la tierra los pecadores, Y los impíos dejen de ser. Bendice, alma mía, al Señor. Aleluya.

Aquellos que cultivan y cuidan la creación física están haciendo algo que Dios hace también. El Espíritu de Dios no solo regenera los corazones (Tito 3:5-6), sino que también renueva la faz de la tierra, como dice el v. 30 de este salmo. Él es la fuente de toda vida, tanto espiritual como biológica. Dios se deleita en la creación natural, y nosotros también hemos de hacerlo. Sin embargo, el v. 35 nos recuerda que el mundo está caído y que el pecado es algo que se ha de tratar. No es suficiente con ocuparse de la creación y ayudar a las personas con sus necesidades económicas y materiales. Por tanto, los cristianos deberían amar a su prójimo cuidando tanto de sus cuerpos como de la condición de sus almas.

Señor, Tú creaste tanto las almas como los cuerpos y vas a a redimir a ambos en el día de la resurrección. Ayúdame por tanto a servir a las personas no solo con palabras, aunque sean palabras del Evangelio, sino también con una ayuda práctica y una generosidad sacrificial. Amén.

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