2Cor. 1 - Ps Jose Guerrero

El resultado de las aflicciones.


2Co 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, 

Pablo visitó Corinto en su segundo viaje misionero y fundó una iglesia allí (Hc.18). Más tarde escribió varias cartas a la iglesia en dicho lugar, dos de las cuales fueron incluidas en la Biblia. La primera carta a Corinto se perdió (1Co.5:9-11), su segunda carta es la que denominamos 1 Corintios, la tercera también se perdió (1Co.2:6-9; 1Co.7:12); y su cuarta carta es la que estudiaremos, es decir, 2 Corintios, que fue escrita cerca de un año después de 1 Corintios.

Pablo escribió 1 Corintios a fin de enfrentar la división que se produjo en la iglesia. Como su consejo no fue considerado ni resueltos los problemas, visitó Corinto por segunda vez. Esta visita fue dolorosa tanto para él como para la iglesia (1Co.2:1). Luego planeó una tercera visita, pero la postergó y en su lugar escribió 2 Corintios. Después de escribirla, visitó Corinto una vez más (Hc. 20:2-3).

Pablo comienza con una salutación identificándose como el autor. Se refiere a sí mismo como “apóstol”, comisionado para lleva el mensaje de salvación al pueblo gentil.  Pablo se jactaba de ser “llamado a ser apóstol de Cristo” (1Co.1:1; Ro.1:1). Este llamamiento era de suma importancia porque viene de Dios quien llama a un apóstol y no el hombre (Gal.1:1). Otro requisito para ser apóstol en el NT era ser testigo de la resurrección de Jesucristo (Hc.1:22), y Pablo vivió su experiencia con el Cristo resucitado.

“El hermano Timoteo” (v. 1) ya ocupaba el lugar que Sóstenes tenía cuando Pablo mandó la primera carta a la iglesia de Corinto (1Co.1:1). Timoteo había sido enviado a Macedonia (Hc.19:22), quizá para ir también a Corinto (1Co.4:17). Los destinatarios la “iglesia de Dios que estaba en Corinto” da la impresión de que la iglesia ya tenía años de existir y que era la iglesia más prominente en Acaya.

Las dos palabras destacadas por Pablo en el saludo son: Primero, “Gracia” (v. 2), significa gozo. Pablo la veía como el amor de Dios que daba perdón a través de la persona de Cristo. La otra palabra “Paz”, que tiene que ver con nuestra relación con Dios y con otras personas. No es la ausencia de aflicción y conflicto, sino la presencia de Dios en el corazón y la vida.

Seguidamente se presenta la respuesta de Pablo ante la obediencia de los corintios a las instrucciones dadas en 1 Corintios. También expresa sus dolorosas experiencias personales como alabanza a Dios y los reta a ser compasivos ante su sufrimiento, con el fin de prepararlos para ministrar a quienes estuviesen sufriendo y necesitaban ser consolados. La clave para comprender y madurar por medio de las pruebas y los sufrimientos es la aceptación de que Cristo es el Siervo Sufriente y el gran Consolador.

Muchos piensan que cuando Dios nos consuela, nuestras aflicciones desaparecen; (vv. 3-5) si así fuera siempre, mucha gente buscaría a Dios sólo para ser librada de los problemas y no lo haría para mostrar su amor por El. Debemos entender que consolar puede significar recibir fortaleza, ánimo y esperanza para hacer frente a las aflicciones. Cuanto más sufrimos, más somos consolados por Dios.

En el v.4 habla de “tribulaciones. Este término se refiere a una presión aplastante, porque en la vida y el ministerio de Pablo siempre hubo algo que trataba de debilitarlo, restringirlo o limitar su ministerio, llegando hasta extinguir por completo su vida. No obstante, sin importar qué le sobreviniera, Pablo sabía que Dios lo sostendría y fortalecería

En el v. 5 habla de las "aflicciones de Cristo", como aquellas que experimentamos cuando nos convertimos en ministros suyos. La consolación de Dios para los creyentes se extiende en la medida de sus sufrimientos por Cristo. Cuanto más se sufra por causa de la justicia, mayor será el consuelo y recompensa (1Pe.4:12-14). Pablo sabía por experiencia propia que muchos sufrimientos parecían interminables y todos los creyentes genuinos deberían esperar lo mismo.

En el v. 6 Pablo se refería a la participación de la iglesia en los sufrimientos de Cristo. La trabaja en desarrollar simultáneamente paciencia y resistencia piadosas (1Co.12:26). Esto significa que todos los creyentes debemos participar de este proceso sin sentir lástima por sí mismos en su sufrimiento por Él, y acompañarse entre sí para tener ánimo mutuo y recibir juntos la consolación divina que viene en medio de estas experiencias. Esto traerá consuelo y ánimo para salvación. En otras palabras la perseverancia continua hasta la salvación final y glorificación plena.

En el v.7 Pablo explica que él y sus compañeros sufrieron mucho por traerles "consolación y salvación" a ellos. Pero así como Dios consoló a Pablo, también consolaría a los creyentes corintios cuando sufrieran por su fe. Él les daría la fortaleza que perdura.

Seguidamente Pablo relata las tribulaciones en sus viajes misioneros (v. 8). Enfrentó algo que ningún humano habría sobrevivido y que lo desconsoló en extremo porque llegó a creer que significaría el fin de su ministerio. La palabra que se traduce "perdimos la esperanza", significa "sin paso ni acceso" la ausencia total de una salida. Los corintios estaban al tanto de lo que había sucedido a Pablo, pero no comprendían su severidad ni lo que Dios quería hacer por medio de esas circunstancias.

En los vv. 9-11 hace referencia a la frecuencia con la que dependemos de nuestras habilidades, cuando la vida se presenta fácil, pero cuando sentimos impotencia para ayudarnos a nosotros mismos, buscamos a Dios. Depender de Dios es una manera de darnos cuenta de nuestra propia pobreza sin Él y nuestra necesidad de su presencia constantemente en nuestras vidas. Dios es nuestra fuente de verdad y poder, y como resultado nos mantenemos en contacto con Él. Con esta actitud, los problemas nos conducen a Dios en lugar de apartarnos.

En los vv. 12-14 Pablo habla de la importancia de la santidad y la integridad en palabra y acción. Ante los problemas en Corinto, estos debían ser tratados de manera crítica y constructiva. Así que no fue a ellos con sabiduría. Dios proveyó un sistema de advertencia en el alma que nos permite contemplar los motivos y acciones que nos llevan a determinar lo malo y lo bueno. Para que funcione como Dios la diseñó, la conciencia debe estar informada de los parámetros morales y espirituales mejores y más altos, lo cual requiere del sometimiento al Espíritu Santo por medio de la Palabra de Dios

En los vv. 15-17 Pablo aclara que la visita breve y sorpresiva a Corinto, no fue agradable ni para él ni para la iglesia. Después de esa visita, le dijo a la iglesia que regresaría, pero tuvo que cancelar sus planes. Viajó de Éfeso directamente a Macedonia, lugar en el que escribió una carta a los corintios que le motivó gran angustia. Sus planes se basaban en que la iglesia resolvería sus problemas por sí misma. Cuando llegó el momento en que Pablo debía decidir su viaje a Corinto, la crisis no había sido superada del todo. Por lo que decidió escribir una carta en su lugar, pensando en que otra visita podría complicar aún más la situación. Por eso Pablo se mantuvo lejos de Corinto, le preocupaba ante todo la unidad de la iglesia.

En los vv. 17-20 señala que los cambios de planes de Pablo motivaron a que sus acusadores dijeran que Él no era fiable, tratando así de socavar su autoridad. Pablo les manifiesta que él no era el tipo de persona que decía "sí", cuando en realidad quería decir "no". Les explicó que no fue una indecisión, sino sus sentimientos, lo que le obligó a cambiar los planes. La razón de su viaje: de llevarles gozo (v. 24), pudiera no lograrse debido a la crisis reinante. No quería visitarlos sólo para reprenderlos severamente (v. 23). Él todavía pensaba visitarlos, pero en un momento más adecuado.

En los vv. 21-22 Pablo menciona dos dones que Dios nos da cuando llegamos a ser cristianos: un sello de propiedad para evidenciar que Él es nuestro maestro y al Espíritu Santo como garantía de que le pertenecemos y recibiremos todas sus promesas. El Espíritu Santo garantiza que la salvación es nuestra ahora y que recibiremos mucho más cuando Cristo regrese. El gran consuelo y poder del Espíritu Santo en esta vida es un anticipo o adelanto de los beneficios de nuestra vida eterna en la presencia de Dios.

Pablo explicó por fin la razón por la que dijo que iba a ir aunque no pudo hacerlo. No había venido antes porque quería que tuvieran tiempo de arrepentirse y corregir su conducta pecaminosa (v.23). Más bien, esperó para recibir un informe de Tito antes de emprender otras acciones correctivas (7:1-16), con la esperanza de que no tuviera que volver, como tuvo que hacerlo antes, para confrontar su rebelión. Pablo termina afirmando que no quería imponer su autoridad sobre los corintios ni enseñorearse de ellos al ministrar, sino trabajar entre ellos.

 

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