Devocional 21 diciembre - Will Granham

Despídeme en paz

Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación” (Lucas 2:29-30).

¡Aleluya! Tu siervo no te pidió que lo despidieras en paz porque estaba deprimido y estresado sino porque sus ojos habían visto tu aurora, tu salvación.

¿Cómo pudo aquel niño ser “tu salvación” sin ser plenamente Dios? Cristo salva porque Él es la Segunda Persona de la bendita y feliz Trinidad.

Señor, ahora también te puedo decir: “Despídeme en paz”. Ya no temo la muerte. Es una enemiga vencida. En realidad, la muerte me hará un gran favor porque me acercará a tu presencia eterna. No puedo perder.

Y si es tu voluntad que esté aquí unos años más en este mundo, úsame para dar a conocer tu salvación a otros. Quiero que la gente sepa que tú siempre cumples tu Palabra, que eres fiel y veraz y que perdonas todos los pecados en Cristo.

Asimismo, si me concedes más tiempo aquí, deseo imitar a Simeón y adorarte sin cesar. Inclina mi corazón cada día más hacia ti para que me recree en tus dichos y te dé gloria con todo mi ser.

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