1 Cor. 12-34 - Ps Jose Guerrero

La esperanza del creyente

1Co 15:12  Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿Cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? 

Este capítulo muestra  uno de los estudios más antiguos de la resurrección dentro de la teología cristiana. Su importancia radica en que es el testimonio escrito más primitivo de la resurrección de Jesús, junto al testimonio de Pablo respecto a la resurrección de los creyentes, por lo sucedido en Cristo.

Parecía que había creyentes corintios que negaban la resurrección del cuerpo para afirmar la inmortalidad del alma. Esta negativa de vida eterna del cuerpo, era propio del pensamiento griego. Para el griego lo único eterno era el alma.

Así pensaba el mundo griego, pues la resurrección de un cadáver era incierto para ellos. En contraste, la resurrección corporal para los judíos si era importante. La única oposición eran los Saduceos. Por otro lado los estoicos (griegos) creían que el hombre solo tenía una chispa de Dios, cuanto este moría, el cuerpo quedaba y la chispa de Dios volvía a él, quien la absorbía de nuevo. 

La mayoría de los gentiles de cultura helénica creían en la inmortalidad del alma, que había algo imperecedero en el alma humana que sobrevivía la muerte física. El cuerpo, en cambio, sólo volvía a la tierra de la cual había procedido. Sin embargo, los creyentes corintios, pese a su origen griego, habían aceptado la verdad de la resurrección corporal de Jesús, pero rechazaban la resurrección corporal del creyente cristiano.

En el v.12 Pablo reafirma que el mensaje central del evangelio afirma que Jesús había resucitado de la tumba. Si algunos miembros de la iglesia en Corinto negaban que los muertos pudieran resucitar, entonces Cristo no pudo haber resucitado. El error de los creyentes de Corinto era que ellos negaban la necesidad de una resurrección corporal futura. Ellos consideraban que en Cristo ya habían resucitado a una nueva vida, y esta hacía innecesaria una resurrección futura.

Los pensamientos  de los corintios estaban equivocados, y el Apóstol no los acepta (vv. 13-14). Más bien, la insistencia de Pablo es que la resurrección corporal de Cristo no es un evento aislado en el plan de Dios, sino parte del propósito de Dios en la resurrección y la salvación final de los creyentes. La resurrección al final del tiempo es también un evento salvador. Con esta premisa, el Apóstol argumenta que la resurrección corporal es necesaria, para que la verdad del mensaje apostólico se compruebe.

Si no había resurrección de la muerte, toda la predicación que habían escuchado era falsa y su fe era en vano. Sin la objetiva realidad de la resurrección, no hay esperanza con futuro. De nuevo, si fuera verdad lo que dicen algunos corintios, respecto que no hay resurrección de los muertos, entonces Cristo no pudo haber sido resucitado por Dios. Este evento es central en la predicación apostólica, y por ende, los apóstoles habrían engañado a la gente, y habrían hecho a Dios mentiroso.

En los vv. 17 – 18 Pablo repite el mismo argumento anterior, pero con otras palabras. Si Cristo todavía está muerto, entonces la confianza que habían puesto los corintios en el evangelio predicado por los apóstoles, no cumplió su cometido.  Pablo usó la palabra “vana”, traduce “inútil”. Si Cristo quedó en el sepulcro, entonces su profesada fe no lograría el perdón y una vida futura, en sus creyentes.

Lo que Pablo dice es que si el poder de Dios no obró en la resurrección de Cristo, entonces no hay respuesta para el problema del pecado. Esto es así, porque el plan de Dios para la redención de los hombres involucraba la provisión de un cordero sacrificial que pusiera su vida. Cristo fue ese cordero de Dios que quita los pecados de los hombres. Pero si Cristo hubiera permanecido en la tumba, no hubiera habido constancia de la eficacia de su sacrificio. Se hizo necesaria la resurrección. Estas dos, la muerte y la resurrección de Cristo, siempre van juntas. Ellas proveen la redención del hombre de fe.

La expresión “los que han dormido en Cristo” sería una contradicción lógica si Cristo no hubiera sido resucitado por el poder de Dios. No puede dormir en Cristo el creyente si Cristo “aun duerme” (está muerto). En cambio, puesto que la resurrección de Cristo es cierta para los ojos de la fe, entonces los que mueren en Cristo no pueden permanecer en la tumba.

El v.19 con la frase “nuestra esperanza” Pablo plantea que si Cristo no hubiera sido resucitado de la tumba, entonces el creyente tendría pocas esperanzas para el futuro después de esta vida, y entraría en la desesperanza. El Apóstol agrega: “somos los más miserables de todos los hombres”. No es que no haya beneficios de la fe cristiana para el presente, pero la esperanza cristiana está afincada en un Cristo resucitado y viviente.

Lo contrario es la verdad como lo comprueba el texto en el v. 20. Pablo afirma que si Cristo ha sido resucitado, por el poder de Dios que lo levanta de la muerte entonces Él es las  “Primicias” de la primera cosecha. Normalmente, éstos se ofrecían en el templo judío en Jerusalén (Lev. 23:10-14), que se consagraban a Dios, como símbolo de cosechas por venir, aún más abundantes. La resurrección de Jesús representa la seguridad de que los creyentes, aunque ya muertos, también serán resucitados.

En los vv. 21-22 Pablo introduce el tema del primer y el último Adán. El primer Adán estuvo a la cabeza de la vieja creación; este introdujo la muerte a la humanidad debido a su pecado. Por su pecado todos los hombres vivimos en un mundo caracterizado por el egocentrismo y el pecado; todos pecamos y la muerte es nuestro destino.

En cambio, Cristo encabeza la nueva creación, y es “el primogénito de entre los muertos” (Col. 1:18). En él todos los hombres de fe serán vivificados en la resurrección final. Como el nuevo Adán también es creador de una nueva humanidad. Como el último Adán, Cristo comenzó la creación en su muerte en la cruz y su resurrección victoriosa; luego vendrá la consumación de esta nueva humanidad con el fin del tiempo.

Seguidamente el Apóstol enfoca la resurrección en términos apocalípticos, un evento futuro. (v. 23) Con la palabra “orden”, el Apóstol afirma que los eventos escatológicos se regirán según el orden predeterminado por Dios. “Cristo las primicias”: Jesús fue el primero en ser resucitado por el poder de Dios,  “luego los que son de Cristo”, ósea los creyentes en Cristo; tanto los vivos como los muertos, esperan su resurrección final al final del tiempo en su venida.

En el v.24 la expresión “luego el fin”. Justo desde su victoria sobre las fuerzas malignas al morir en la cruz, el Cristo resucitado ha venido reinando a la diestra del Padre (filp 2:9-11). En su venida en gloria, destruirá todas las potencias satánicas, sean personales o institucionales, que se opongan al gobierno de Dios.

El reinado de Cristo, tuvo su inicio con su exaltación a la diestra de Dios (vv. 25-26). Es evidente que Pablo consideraba que Cristo está reinando desde ese lugar de supremacía. Triunfalmente, al efectuar la resurrección de los creyentes de todos los siglos en su venida, Cristo pondrá fin al peor de los poderes, la muerte (Heb.2:14; Apoc. 20:14).

En el v.27 el Apóstol afirma que todas las cosas "han sido sujetadas" a Cristo". Esta declaratoria la hizo para que no se prestara a malentendidos, Pablo no quiere decir que Dios el Padre esté incluido, porque el Padre es quien da su autoridad a Cristo (Jn.5:26-27) y a quien el Hijo sirve a perfección.

Dios, en su misericordia, levanta a otro para contrarrestar los efectos del primer Adán; es el segundo Adán, éste no podía ser cualquiera. Tenía que reunir todas las cualidades necesarias para deshacer los efectos funestos del primer Adán. Jesús las reunió, y llegó a ser el fundador de una nueva humanidad. Por esto, se le sujetan todas las cosas. El único que no se le sujeta es Dios mismo.

La palabra “aquél” (v. 28) se refiere a Dios. La idea es que Dios es el que pone en sujeción todas las cosas a Jesús. Al igual que en la resurrección de Jesús, es el poder de Dios el que se activa, ahora es ese mismo poder activo en Jesús el que culmina la obra mesiánica. Esto implica que cuando Dios haya puesto todas las cosas bajo el control de Jesús, será una cosa irreversible, es inmediata e irrepetible. ¡No continúa, sino que ya se hizo! Nos recuerda un poco lo dicho por Jesús en la cruz: “Consumado es” (Jn 19:30).

Cuando todo esto se haya cumplido, Jesús, el Hijo, voluntariamente se sujeta al Padre. Es decir que Dios estuvo presente activamente en la misión del Hijo. Este fue comisionado para que retomara la soberanía del Padre que había sido usurpada en parte por las fuerzas malignas. Estas las venció Jesús en la cruz y la tumba vacía. Por el poder de Dios, el Hijo logró la victoria, y cuando acabe con la muerte, el último enemigo, se subordinará al Padre en obediencia “para que Dios sea el todo en todos”. Esto implica que una vez más Dios ejerce su soberanía total, será reconocida por su pueblo, y éste la glorificará.

El v. 29 es uno pasaje controversial. Pareciera que en Corinto había algunos que creían en el bautismo en agua al punto de bautizarse en nombre de seres queridos fallecidos, quienes habrían muerto antes de bautizarse. Otros piensan que la expresión “se bautizan por ellos” no se refieren al bautismo en agua, sino que algunas personas aceptaban el evangelio, y se bautizaban con el fin de poder estar con los seres queridos creyentes y fueron bautizados durante su vida. Entonces, se miraba el bautismo como un  rito que abrigaba la esperanza de la reunión en el cielo con los seres queridos muertos.

Dándose cuenta de que existía esa práctica en Corinto, el Apóstol la menciona para robustecer su argumento en favor de la resurrección. Sus palabras recriminan a los corintios, porque si no había tal cosa como la resurrección, ¿por qué se molestaban en bautizar a los vivos en nombre de los muertos? Su propósito principal era lograr que los corintios reconozcan la importancia de la resurrección.

Pablo continua su intención de mostrar la importancia de la resurrección de los creyentes. (vv. 30-31) Pablo afirma que ponía su vida, todos los días en favor del evangelio. Luego pregunta ¿De qué sirve que haga esto si no hay resurrección de los muertos? Total, si todo va a acabar con la muerte, no vale la pena someterse a tanto sacrificio. Si el Apóstol estaba dispuesto a arriesgarse a diario, incluyendo su vida, con el fin de servir a los corintios, esto debería asegurarles, esperanza en la resurrección corporal.

Continúa en el v.32 defendiendo la resurrección corporal. De nuevo, si no hubiera resurrección de los creyentes muertos, ¿para qué se molestó el Apóstol en sufrir tanto en Éfeso? Su lucha contra los que lo perseguían arreciaba,  pocas personas sobrevivían a esta clase de persecución. Aun se le llevaba a situaciones que le llevaron a la posibilidad de perder la vida. De nuevo, la idea de Pablo es que si no hay resurrección de los muertos, no vale la pena haber sufrido tanto en el ministerio.

Pablo insta a los corintios en los vv. 33-34, a que no permitan que otros los conduzcan por el mal camino. El apóstol dirige su atención a los miembros de la iglesia en Corinto que se prestaban a ser corrompidos por los que se negaban a aceptar la doctrina de la resurrección.  La advertencia, iba dirigida a los demás miembros de la congregación para que no se vieran influenciados negativamente por otros.

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