Devocional 28 noviembre - Ps Luis Cano
Guárdame del mal
No ruego que los quites del mundo, sino
que los guardes del mal (Juan
17:15).
Podría seguir por muchos días meditando
y gozándome en esta oración de tu Hijo a ti, Padre, pero no quiero dar la
impresión de que margino el resto de tu palabra, y a la vez no quiero evitar
detenerme en esta parte de la oración.
Sabiendo como sé que tú le concedes
todas las peticiones a tu Hijo, él podía haber pedido que nos sacaras del
mundo, pero no lo hizo. Era su voluntad y la tuya que yo permaneciera aquí aun
a pesar de haber creído al evangelio, ser considerado tu hijo y tener ya un
hogar seguro en tu presencia. Eso me confirma que yo, tu pueblo, tiene una
misión que cumplir en este mundo.
La misión de tu Hijo fue darte a conocer
al mundo (Jn. 17:4) y la mía también (Jn. 17:20). Sé que su obra fue cien por
cien efectiva, no así la mía, pero ya que me mantienes aquí y me has dado esta
tarea concreta, ayúdame, no dejes que mis debilidades de carácter y dones me
hagan inútil. Ayúdame Padre, con toda humildad te pido, a continuar la tarea de
llevar tu palabra, de glorificarte.
Mientras tanto, tengo por cierto y
seguro que no me alcanzará el mal porque así tu Hijo te rogó en su oración. Sé
que no se refiere al mal físico del dolor y pérdida, pues estos son partes
naturales de esta vida, sino a que no me dejarás desesperarme ante ellos, que
no me seducirá el mundo, ni me amedrentará el diablo, ni me quitará ya la
salvación del pecado.
Estoy seguro en ti para hacer mi tarea.
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