Devocional 22 octubre - Luis Cano

 Veo mucha inmoralidad pero confío en Ti 

Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia (Habacuc 1:4).

Padre, permíteme que confiese que a veces vea las cosas de la misma forma que Habacuc aquí, y aunque luego termine rindiéndome a tu palabra revelada y al conocimiento que me has dado en ella, me hago también sus mismas preguntas, me alcanza su misma inquietud. La historia y sus enfermedades se repiten.

¿Por qué permites tanta injusticia? ¿Por qué corre como un río tanta iniquidad? ¿Por qué dejas que la inmoralidad actual lo ensucie todo?

Tu ley es buena y tu ley implantada en la conciencia del ser humano también, incluso el sentido común coincide con lo que tú revelas. Pero entonces, ¿cómo es que el impío asedia de tal manera al justo? ¿Por qué la ley es pisoteada y despreciada? ¿Por qué dejas que los poderosos pisoteen al débil y los incrédulos se mofen de tu nombre? ¿Hasta cuándo permitirás que los injustos se adueñen de la justicia y que los crueles se rían de la miseria?

Yo, Señor, sigo confiando y esperando en ti, sé que todo está dentro de tu plan, que eres el soberano Señor de la historia y el tiempo, y que al final traerás juicio severo a cada uno, pero veo y sufro, soy testigo de esto y me duele.

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