1Cor. 9. 1-14 - Ps Jose Guerrero

Privilegios del ministerio

1Cor. 9:2  Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy; porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor

Aunque la libertad cristiana en el capítulo anterior giraba en torno a su uso y abuso de parte de los ascetistas corintios, Pablo ahora pasa a hablar de la libertad a nivel personal. No discute el tema de la libertad cristiana para todos, sino la aborda como apóstol.

Había dentro de la congregación en Corinto, algunos que cuestionaban el apostolado de Pablo, por la manera que el apóstol trataba las necesidades de los “hermanos débiles”. Para muchos su actitud y acción no encajaban dentro de uno que decía ser apóstol.

Pablo les había reclamado la falta de consideración para con sus hermanos débiles. El apóstol responde a las quejas en su contra en Corinto, alegando que la misma libertad cristiana que gozaban todos, estaba igual disponible para él.

Asevera que el gozaba de la libertad, aun para limitarse de comer carne, si a él le placía. Ademas su apostolado le había sido entregado, no solo por haber visto al Señor resucitado, requisito indispensable para el apostolado (Hc.1:22), sino también por el llamamiento y comisión encomendada por parte del Señor resucitado.; (Gal. 1:15)

El que Pablo hubiera fundado la iglesia en Corinto era una prueba contundente de su apostolado (v. 2). Pablo les afirma  que ellos no tenían base para dudar de su papel de apóstol. Ellos eran producto de su labor apostólica.

En los vv. 3-7 Pablo se ocupa de colocar las bases de su defensa. El hecho de que el Apóstol se negara a recibir apoyo económico de la iglesia, hizo que se cuestionara su legalidad como apóstol. En su defensa Pablo argumenta a través de preguntas. En párrafos anteriores el Apóstol había dicho que dejaría de comer carne si eso hacía que las conciencias de los “débiles” peligraran.

En el v. 4 Pablo afirma que así como tenia derecho de escoger, de comer o no carne sacrificada a los ídolos, también lo tenia de abstenerse  por amor de sus hermanos llamados “débiles”. En el v. 5 el Apóstol afirma también su facultad de casarse y llevar consigo una esposa cristiana, en sus viajes misioneros. Ese derecho era suyo, de Bernabé y de los demás apóstoles.

En el v. 6 Pablo prosigue el tema del sostenimiento económico. El afirma que los demás apóstoles hacían sus giras misioneras, acompañados por sus esposas, y sostenidos por la comunidad creyente. Referente a él y Bernabé aclara que ellos suelen sostenerse a sí mismos, durante sus viajes evangelísticos. Es la plena convicción de Pablo que el apóstol, por su labor misionera, tiene derecho al sostenimiento económico de parte de los creyentes.

En el v. 7 Pablo presenta el primero de cuatro argumentos donde defiende sus derechos apostólicos. Escoge las actividades laborales más conocidas en su tiempo. La vida y el trabajo del soldado no serían factibles sin el gobierno no lo sostuviera. También, el viñador que al igual que el apóstol espera recompensa por su labor. Y finalmente el pastor de ovejas, quien espera recibir los beneficios del rebaño; ¿Con qué base los corintios podían sugerir que Pablo y Bernabé no merecían los beneficios del apostolado?

En los vv.  8-9, Pablo presenta su segundo argumento al afirmar que la Escritura misma respalda sus posición. En Deu. 25.4, la ley misma confirma la protección de los animales. Pablo afirma que el propósito de Dios en la ley para la protección de los animales, también la desea para sus servidores los apóstoles.

En el v. 10 Pablo resalta con una pregunta que los animales existen para el bien del hombre. Aunque se obedecía la ley, esta misma ley también tendría su aplicación en beneficio de los hombres. Se esperaba que el cultivador y el trillador también se beneficiaran de su labor en el campo. Aquel araba con la esperanza de que la tierra alimentara las plantas que brotarían de la semilla; éste trillaba el trigo esperando comer del pan que resultaría. (v.11)

En el v. 12 Pablo aclara, que después de fundar la iglesia en Corinto, él dejaría a otros en la dirección de la obra. Si estos ejercían autoridad sobre la iglesia y recibían beneficios materiales, entonces Pablo lo merecía más. Pero el Apóstol aclara que, por mucho que mereciera este derecho, nunca se aprovechó del mismo para que nadie lo tachara de oportunista. Pablo prefería abstenerse de sus derechos, con tal de que la obra no se comprometiera.

El tercer argumento que pone el Apóstol se basa en el trabajo de los sacerdotes en el templo (v. 13). Aunque los creyentes corintios les rodeaban templos paganos, Pablo estaba hablando del templo en Jerusalén. Él afirmaba que los sacerdotes que servían en el templo recibían el sustento por su ministración.

El último argumento usado por Pablo se ubicó en las palabras del mismo Señor, cuando aprobó el sistema de beneficios otorgado a los sacerdotes en el templo, y por esto enseña que los ministros cristianos también debían ser sostenidos por los fieles. (Lc. 10.7). Pablo insta a la iglesia a mantener a sus ministros.

Hermanos tenemos la responsabilidad de cuidar a nuestros pastores, maestros y a nuestros líderes espirituales. Es nuestra responsabilidad ver que aquellos que nos sirven en el ministerio sean recompensados adecuada y razonablemente.

 

 

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