Jeremías 18 - Ps. Jose Guerrero

El alfarero y el barro.

Jeremias 18:6  ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. 

Este capítulo contiene temas que se han mostrado en los anteriores, se habla de la visita al alfarero, palabras de juicio contra el pueblo y otro lamento del profeta. 

De los  vv. 1–12, el Señor da una orden al profeta, de bajar a la casa del alfarero para recibir allá sus palabras. Este taller estaba en las laderas de la ciudad, cerca al valle de Benhinom, donde estaba la Puerta de los tiestos” (alfarero). En ella el alfarero estaba trabajando sobre la rueda y el profeta observó cómo el alfarero controlaba el barro, y pudo rehacer el vaso dañado hasta producir el vaso nuevo, según le pareció mejor.

En el v. 5 viene la palabra del Señor, en la cual Dios afirma que Él como un alfarero puede moldear a su pueblo en un proceso de corrección, hasta producir lo que ha querido para ellos. El pueblo no es autónomo, sino está en la mano del Señor (v. 6). Siguiendo las acciones rápidas del alfarero de deshacer y rehacer, Dios dice que en un instante Él puede hacer y deshacer a su pueblo para formar el pueblo deseado. 

En los vv. 7–12 Jehová le explica el significado del simbolismo descrito anteriormente. Dios es soberano no solamente de Israel sino de todas las naciones. Dios afirma que puede arrancar, desmenuzar y arruinar a cualquier pueblo, pero si este pueblo abandona su maldad, Él desistirá del castigo. Como el alfarero es “soberano” sobre el barro, Dios es soberano sobre los pueblos. Él les puede ir formando y cambiando según su visión para ellos. A veces habrá que deshacer lo que se ha hecho y empezar de nuevo. Depende de la visión que tiene para ellos y la disponibilidad de ser cambiado.

En los vv. 11-12 se manda al profeta que entregue un duro mensaje del Señor al pueblo de Judá:" Dios estaba planeando una calamidad contra ellos por su infidelidad. Les invita a cambiar de sus maldades, de “volver”, y de cambiar su conducta. Si ellos cambien sus acciones, Dios puede cambiar su plan de castigarles. La respuesta del pueblo fue negativa: Era inútil. Aunque estas palabras significaban desafío y resignación, ya era demasiado tarde, habían estado siguiendo su malvado corazón. .

En los vv. 13–17. Dios acusa al pueblo de haberse olvidado de Él y de que habían ofrecido incienso a los ídolos que no son nada,y son vanidad. En lugar de ser como una joven esposa (v. 13) que muestra devoción y lealtad a su marido, ellos le habían abandonado. Así como la nieve perpetua en las montañas más altas del Líbano no seguirán siendo nieve si deja su lugar, igualmente Israel no seguirá siendo Israel si deja su relación con el Señor. Ellos habían dejado los senderos antiguos, los caminos de Jehová, para andar por caminos extraños y desconocidos, evidenciando su apostasía y la falta de dirección

Dios continua dando una palabra de juicio. Dice que "como el viento que viene del desierto, caluroso y lleno de arena esparciendo todo, así Dios va a esparcirles delante del enemigo". Tantísimas veces les había invitado a seguirle, ahora les daría la espalda. Sería demasiado tarde

Desde los vv. 18-23, se ilustra el complot para matar a Jeremías. Era un plan contra la vida y el ministerio de Jeremías. Probablemente no era solamente el pueblo sino los líderes del pueblo que estaban en su contra porque todos veían a Jeremías y sus palabras como una amenaza para su futuro. Deciden que la mejor forma sería acusarle ante la corte, de ser traidor del pueblo por sus mensajes del castigo que venía y su consejo de no resistir a los babilonios porque ellos eran el instrumento que Dios iba a usar para castigarles.

Jeremías responde con otro lamento. Empieza llevando su queja al Señor, pidiéndole que le escuche. Se ve claramente la intensidad del aislamiento de Jeremías. El profeta siente que quieren terminar con su vida. Han cavado una fosa, un hoyo, para que se caiga y muera. En forma atrevida hace recordar al Señor que él mismo le había puesto para interceder por ellos para que no viniera la ira del Señor contra ellos. Y él lo había hecho.

Jeremías estaba cansado, preocupado por el pecado del pueblo, y siente que había sido atacado injustamente. Había obedecido al Señor y por eso lo aislaron del pueblo y su familia. Pide al Señor que destruya a sus atacantes,(v. 23), y que les castigue con su ira, y no les perdone con su misericordia. El profeta termina el lamento en forma de una oración imprecatoria, maldiciendo a sus enemigos. Esta era una de las formas de expresar el lamento en el AT.

Nuestra sociedad admira la agresividad, independencia y desafío a la autoridad. En una relación con Dios estas cualidades se transforman en terquedad, presunción y resistencia a escuchar o cambiar. Si no se controla, la terquedad se convierte en un estilo de vida hostil a Dios.




Comentarios

  1. Muy sabio y de gran discernimeinto Gloria a ti Padre Dios Santo y Todopoderoso amen

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