Jeremias 17 - Ps Jose Guerrero
El pecado escrito en el corazón
Jeremías 17:1 El pecado de Judá escrito está con
cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla de su
corazón, y en los cuernos de sus altares,
En esta sección continua el juicio de Dios con Judá por
su apostasía. En los vv. 1–4 Jeremías denuncia a la nación por pecado, el cual estaba tan arraigado en su naturaleza, que la idolatría había llegado a ser parte integral de su vida. Dios
afirma que su pecado estaba escrito en forma imborrable en el
corazón de ellos. No solamente estaba grabado allí, sino en los altares que habían
levantado a los dioses falsos.
Los vv. 5–8 rememora el Salmo 1. Es una enseñanza sapiencial. "Maldito
el hombre que se confía en sí mismo, que busca su propia autonomía en todo. Al hacerlo,
se aparta del Señor. Se le compara con los arbustos raquíticos en el Arabá, plantados entre
los pedregales del desierto. No producen fruto, no tienen un propósito, no valen nada".
Por el otro lado: Bendito es el
hombre que confía en Jehova, … Será como un árbol plantado junto a las aguas …
No tiene que preocuparse ni por el calor ni por la sequía porque tiene sus
raíces firmemente plantadas. Su confianza en el Señor dará estabilidad a su
vida. El destino de su vida depende de la relación con Él.
Los vv. 9-10 comentan los dos versículos anteriores. El corazón del hombre es engañoso
y el Señor lo está escudriñándolo constantemente. En el v. 1 se habló del pecado
grabado en el corazón. En el v. 5 del corazón que se aparta del
Señor y aquí describe al corazón como engañoso. Es apropiado decir que la
palabra engañoso tiene la misma raíz que el nombre Jacob “suplantador” engañaba y fue
engañado vez tras vez en su vida.
El concepto hebreo del
corazón está referido al centro de las emociones y los sentimientos, al centro de la actividad racional, la voluntad y la toma de decisiones de una persona. Con el corazón uno
reflexiona y decide en cuando a lo que debe hacer. En el concepto del corazón
se combinan la voluntad, la intención, los sentimientos, la
devoción, la mente; es una forma de expresar lo más profundo de quién es
la persona.
Si la persona llena su corazón con sus propias ideas o de su propia
autonomía, apartándose del Señor, va a la ruina, porque ha rechazado las
enseñanzas y la guía de su Creador, quien le conoce en lo más íntimo. Al contrario, cuando la persona pone al Señor y sus enseñanzas en su
corazón recibirán la fuerza y dirección para las decisiones que deberá tomar.
Será bendecida por el Señor.
El v. 11 se expresa un proverbio para subrayar lo anterior. Tal como la
perdiz que incuba huevos que no son suyos, que más adelante va a perder los
polluelos, así también la persona que escoge mal su camino, acumulando riquezas
de lo que no le pertenece, más adelante va a perderlo todo. La insensatez de no
vivir con honestidad y justicia trae su propia ruina.
Los vv. 12-13 son alabanzas a Jehová, la esperanza de Israel. Se puede afirmar de estos versículos que la
persona que escoge el camino de la esperanza y de las aguas vivas,
será bendecida y perdurará. Será como un árbol plantado
junto a las aguas y extiende sus raíces a la corriente.
Desde los vv. 14–18. el profeta pide sanidad y salvación. En cada caso
afirma que Dios cumplirá con su petición. El lamento se centra en la
persecución del profeta por medio del pueblo que le escarnece, burlándose de él
y su mensaje. Se puede sentir que el profeta está completamente
angustiado por todo esto. Sin embargo, en el v. 16 él dice que no ha deseado
que se castigue a sus enemigos, pero en el v. 18 pide tres cosas: avergonzarles, atemorizarles y quebrantarles. A la vez
pide que él mismo no sufra estas calamidades.
Los vv. 19–27. reflejan el énfasis que el profeta
daba a las enseñanzas del Decálogo. Es muy semejante al sermón que el profeta
predicó en el templo (cap. 7). En este pasaje el énfasis es sobre la
observancia correcta del sábado. Habría que recordar que el sábado era dado
para ser un día de descanso, y no de trabajo como cualquier otro día.
El pueblo usaba el día de reposo, su día de descanso, para trabajar. Consideraban que hacer dinero era más importante que cumplir la Ley de Dios. Si se arrepentían y ponían a Dios en el primer lugar de sus vidas, Dios prometía honrarlos entre las naciones. Un siglo más tarde, cuando Nehemías guió a los cautivos hacia Jerusalén, una de sus más importantes reformas fue la de volver a instituir el día de reposo.
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