Jeremías 4 - Ps Jose Guerrero

Si no nos volvemos a Dios

Jeremías 4. 8  Por esto vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros. 

En esta sección continua el discurso del profeta a las diez tribus de Israel (vv. 1-2) y retoma su posición contra Judá, nación a la cual había sido enviado desde el principio.  

En el v. 3 Jeremías dijo al pueblo que rompiera la dureza de sus corazones de la misma forma que un arado rompe el suelo sin labrar. Los reyes como Josías trataron de hacer que el pueblo se volviera a Dios, pero el pueblo continuó adorando a sus ídolos en secreto. Sus corazones se endurecieron a la Palabra de Dios. Jeremías dijo que el pueblo necesitaba quitar el pecado que endureció sus corazones antes que la buena semilla de la Palabra de Dios pudiera echar raíces. De la misma forma, debemos apartar el pecado que endurece nuestros corazones, si esperamos que la Palabra de Dios eche raíces y crezca en nuestras vidas.

Por eso en el v. 4 el profeta expone el procedimiento a seguir para extirpar el pecado del hombre. Para eso usa la analogía de la práctica de la circuncisión. Este procedimiento permitía deshacerse de un pedazo de carne que facilitaba la acumulación de bacterias, que podían transmitir enfermedades a las esposas. Fue muy importante para la preservación física del pueblo de Dios, pero también fue un símbolo de la necesidad de que el corazón fuera limpiado por completo de la enfermedad mortífera del pecado. La cirugía que en realidad era esencial debía suceder en el interior de las personas, donde Dios nos llama a quitar las cosas carnales que impiden la devoción exclusiva al Señor y obstaculizan la fe verdadera en Él y en su voluntad.

En los vv. 6-7 el profeta hace referencia a la invasión venidera del mal del norte que vendría desde Babilonia cuando Nabucodonosor atacara.

En el v.10 Jeremías, profundamente conmovido por las palabras de Dios, expresó su lamento y confusión. Ellos tenían falsas expectativas por sus promesas pasadas de bendición, su ceguera ante su pecado y los falsos profetas que continuaban diciéndoles que todo marchaba bien.

En el v. 15 Los primeros en ver el castigo divino serian Dan y el monte de Efraín debido a que estaban localizados en la frontera norte de Israel y así serían los primeros en ver que se acercaran los ejércitos que atacarían desde el norte. Nadie detendría a los ejércitos debido a que vendrían como castigo por el pecado del pueblo.

En los vv. 19-31 Jeremías expresa la angustia por la devastación segura que habría de venir por el juicio. Este juicio seguiría hasta que el pueblo se volviera de su pecado y escuchara a Dios. A pesar de que esta profecía se refiere a la futura destrucción babilónica, también describe el juicio para todos los pecadores en el fin del mundo.

En el v. 22 Judá demostró su deseo de hacer el mal. La vida recta es algo más que evitar el pecado. Se requiere decisión y disciplina. Debemos desarrollar habilidades para vivir correctamente debido a que nuestras conductas son observadas por Dios.

En el v. 27 Dios advirtió que la destrucción era segura. Sin embargo, prometió que el remanente fiel sería salvo. Dios está comprometido a preservar a quienes les son fieles.


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