1 Cor. 5.1-8 - Ps. Jose Guerrero

La inmoralidad.

1 Cor. 5.1 De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre.

Recordemos que  el problema principal de los corintios había sido el partidismo sustentado en la búsqueda de la sabiduría mundana. Esto se manifestó en una conducta arrogante y egocéntrica, que Pablo llamaba “vanidad”. Es claro también que además de estas manifestaciones, los corintios mostraron lentitud en aceptar las normas morales exigidas por el evangelio. El Apóstol veía indiferencia de la congregación ante la presencia de conductas inapropiadas dentro de su seno.

De estrada Pablo pasa a relatar el verdadero interés que ellos deberían atender. Dentro de la iglesia se estaba presentando un acto de fornicación. La palabra griega que se traduce "fornicación" es la raíz de la palabra "pornografía" y alude a una gran variedad de inmoralidades sexuales. Pablo no lo trata como adulterio; entonces el padre ya no vivía o estaba divorciado de la mujer. Tampoco lo describe como incesto. Entonces el creyente inmoral vivía en una relación sexual con su madrastra, la ex esposa de su padre; acto ilícito, condenado por las leyes romana y judía, y perversa aun entre los gentiles

La forma abrupta con la que Pablo introduce el tema del problema moral, fue resultado de su estupor ante tan lamentable noticia (v. 1). Para ese tiempo este era un acto repudiado, aun por la sociedad gentil. Pablo está tratando un problema  frecuente en esa sociedad. Era difícil a la Iglesia Cristiana recién convertida, desprenderse de prácticas tan comunes, en las que habían participado. Tenían que decir adiós definitivamente a esos actos  paganos.

Aunque estaba horrorizado con aquel pecado, Pablo aún lo estaba más con la actitud de la iglesia corintia: parece que habían aceptado tolerablemente la situación, cuando debieran haberse mostrado tristes, afligidos y haber reaccionado  debidamente (vv. 2-4).

El veredicto de Pablo era que había que hacer algo con aquel hombre. Con una frase gráfica dice que hay que entregárselo a Satanás. Esto significa que sea excomulgado de la iglesia. No es difícil ver que para Pablo el mundo fuera de la iglesia estaba bajo el control de Satanás. Por ello espera que “la destrucción de la carne” signifique que con el tiempo, el hombre por causa de su sufrimiento “afuera” recapacite y se arrepienta. (v. 5)  

Pablo pasa a dar un consejo muy práctico. “Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad." Aquí tenemos un cuadro del antiguo testamento. En la literatura judía, la levadura representa una mala influencia. Era una pizca de la horneada anterior, que se había fermentado totalmente. Los judíos identificaban la fermentación con la corrupción. (vv. 6-8)

Aquí tenemos otra vez una gran verdad práctica. A veces hay que imponer la disciplina para bien de la iglesia. El cerrar los ojos a las ofensas, idolatría, a prácticas inmorales o religiosas, no es lo más provechoso que se debe hacer: esto puede resultar ser  muy perjudicial. Hay que eliminar el veneno antes que se extienda. Es fácil arrancar una mala hierba; pero, si se deja, se apoderará de todo el terreno. Aquí tenemos el gran principio de la disciplina: nunca se debe ejercer para satisfacción del que la impone, sino para bien de la persona que ha pecado y de la iglesia entera; no debe ser vengativa, sino curativa y para su sanidad.

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