Pacto matrimonial - Ps Jose Guerrero

Pacto Matrimonial 

Eclesiastés 4.12 Alguien que está solo puede ser atacado y vencido, pero si son dos, se ponen de espalda con espalda y vencen; mejor todavía si son tres, porque una cuerda triple no se corta fácilmente. (NTV)

Es de gozo y alegría cuando nos reunimos en la Iglesia para celebrar el aniversario de un matrimonio de nuestra congregación, más si esta celebración manifiesta el poder transformador del Señor dentro de la pareja agasajada. Una pareja de esposos reconoce que solo Dios cambia la unión matrimonial, cuando Él toma el lugar central de la relación, donde se le adora por lo que hace, se le exalta por su misericordia y se le reconoce como el único capaz de transformar el corazón del hombre, uniendo dos vidas, así como el nudo que une los dos lazos y que es imposible romper.  

No olvidemos, que la unión matrimonial fue diseñada para ser un pacto permanente, y siempre satanás buscará la manera de romperlo, intentando mancillar la santa vida de la pareja. Cometemos pecado cuando quebramos ese pacto de pareja delante de Dios. Solo a través de Cristo hallaremos el oportuno socorro para nuestra relación. 

Ese juramento debe prevalecer en la pareja, el respeto mutuo y el amor, incluso en situaciones difíciles, manteniendo el cuidado, la protección y el resguardo entre los esposos, tal como lo estableció El Señor, desde el mismo comienzo en el Edén.

En el libro de Efesios 5.22-25 Pablo nos dice “Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y Salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo.  Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella".

Esta cita bíblica nos invita a mantener la relación conyugal dentro del término sujeción, es decir ambos esposos tienen el llamado a someterse. Para la esposa, esto significa sujetarse voluntariamente al liderazgo de su esposo en Cristo. Para el esposo significa echar a un lado sus intereses a fin de cuidar a su esposa. La sumisión deja de ser un problema en el matrimonio, cuando los esposos mantienen una sólida relación con Cristo, cada uno cumpliendo el rol establecido dentro de la relación y luchando para lograr la felicidad del otro.

El Pastor John MacArthur dice que 

“Pablo lo aplica primero a toda esposa  cristiana, sin consideración a sus propias capacidades, educación, conocimiento de las Escrituras, madurez espiritual o cualquier otra cualidad que pueda compararse a las de su esposo. La sumisión no es para que el esposo la demande, sino que la esposa debe ofrecerla de forma voluntaria y amorosa. La esposa llena del Espíritu reconoce que el papel de su esposo que consiste en proveer liderazgo no solo es ordenado por Dios, sino que es un reflejo de la autoridad de Cristo mismo sobre la iglesia como su Cabeza, y del amor con que Él ejerce ese liderazgo.

"Referente a los esposos, la atención se centra en la responsabilidad suprema que los esposos tienen para con sus esposas, y que consiste en amarlas con el mismo amor sin reservas, sin egoísmo y sacrificado que Cristo tiene por su Iglesia. Cristo dio todo lo que tenía, incluida su propia vida, por el bien de su Iglesia. Esa es la clase de amor sacrificado que un esposo debe tener por su esposa."